sábado, 29 de diciembre de 2007
SENTIMIENTOS ENCONTRADOS
miércoles, 26 de diciembre de 2007
VAGABUNDEAR
lunes, 10 de diciembre de 2007
EL DESPERTAR
lunes, 26 de noviembre de 2007
EL HILO INVISIBLE PARAFRASEA A PESSOA
domingo, 4 de noviembre de 2007
LA VOZ DE LA NOCHE: ANDRÉS ABERASTURI
ANDRÉS ABERASTURI
(Madrid,1948). Andrés Aberasturi ha sido y sigue siendo una de las voces más escuchadas en las noches radiofónicas españolas en Radio Nacional. Ha cultivado todos los géneros periodísticos, desde la redacción en el diario Pueblo, la crítica televisiva en El Semanal con su “Ojo Vago” hasta la televisión allá por los 80 con el magazine “La Tarde”. Sin embrago, aunque escribe en algunos diarios, su letra y su voz son demasiado claros en los tiempos que corren para la cara hipócrita de la sociedad occidental. Tal vez, las voces que se alzan por encima de la murmuración sufran destierros y censuras, pero no obstante, a Aberasturi, su arma, la palabra le ha valido la fidelidad masiva de miles de oyentes vespertinos.
Ha publicado el libro de poemas Sincronía en tiempo de Vals (1972), un libro de relatos Las soledades de Carancanfunfa (1986), un ensayo humorístico Dios y yo (1994), el gran éxito editorial Un blanco deslumbramiento: Palabras para Cris (1999),libro de poemas dedicado a su hijo minusválido, y La leyenda continua (2000), libro que recoge algunos de sus más brillantes monólogos nocturnos radiofónicos que añaden con su voz un cantar los intersticios de la vida de Madrid.
Fue el gran poeta José Hierro quien aconsejó a Aberasturi que se atreviese a cruzar el umbral del dolor a través de la poesía. Si hay algo de aterrador y mágico en la poesía de Andrés Aberasturi es que como él dice “En poesía no hay sinónimos; cada palabra es la que debe ser y no otra”. Como el bello monstruo romántico, o como decía Rilke, la “belleza es el comienzo del horror”. Y nada más cierto, pero en un viaje bidireccional en el que las heridas se abren como puños violentos y tanto nos sobrecoge el golpe inicial como la hermosa flor ensangrentada llamada “herida”. Para entender la poesía de Andrés Aberasturi hay que entender el viaje al centro del dolor con su segundo libro de poemas. Un libro que nunca fue pensado como tal y que, de manera casi fortuita, conmocionó a media España con el relato del nacimiento de su hijo paralítico cerebral. Allá en aquella “quinta planta” donde los niños abandonaban las cunas, llevados por manos silenciosas, o se oía el paso dolorido de la madre que veía como su hijo ni siquiera le agarraba los dedos.
José Hierro decía que él tenía un “congelador” donde iba guardando sus versos y sus imágenes, en Aberasturi la palabra se encuentra sin necesidad de búsqueda, porque la tragedia viene siempre sin avisar.
Su poesía se compone del día a día, de la voz del inocente, con ternura y, al mismo tiempo, con una rabia que pide justificaciones. Nadie puede ver claramente a través de sus poemas nada más que la belleza de lo ordinario convertido en extraordinario, desde un viejo paraguas, a un pájaro gris de ciudad, todo está lleno de poesía de gabardinas, paradas de metro, y gente más o menos feliz en un mundo desgraciado. Aberasturi no hace concesiones, llama a las cosas por su nombre. Por eso conmueve a sus lectores y a sus oyentes en vivo. Su poesía va directa al centro, sin sentimentalismos ni papel de celofán. El poema es una vieja cicatriz, palpitante como un latido que no cesa, y que siempre se vuelve a abrir, cada vez que alguien lee un poema.
martes, 23 de octubre de 2007
HOTELES
DE CAMA A CAMA...
Ya nos conocen en todos los hoteles.
Tú eres un padre manipulador
o yo una esposa demasiado joven,
aunque cuando cerramos la puerta
ya no soy “señora de”
y me cambian el nombre
por una palabra poco honesta.
Una mano tuya es una pezuña de cerdo
sobre el velo de Viridiana.
La virgen humillada.
La angustia de la mancha imaginaria.
Nunca unos ojos gritaron con tal desesperación.
...Y TIRO PORQUE ME TOCA
A veces, entre tu calor y mi frío,
me llamabas “niña”
y decías un
“te quiero” mal jadeado.
Entonces te echabas a llorar como un pobre borracho y
gemías repitiendo
“soy un desgraciado”.
No hay puentes suficientemente largos
para contarte lo lejos que estaba de ti.
Dabas manotazos al aire,
mientras yo aplaudía
la gran caída del hombre:
Me colocaba flores de aire en el pelo
y te hablaba en susurros
pronunciando lentamente
falsas promesas postcoitales.
Tú me cerrabas la boca
con un dedo en los labios.
¡Qué dulces son las lágrimas de la tragedia,
la inmensa voluptuosidad del autorreproche,
la condescendencia de la absolución,
la inocencia de la arpía!
martes, 16 de octubre de 2007
DAVID CASTILLO Y SU POESÍA
DAVID CASTILLO: EN LOS LÍMITES DEL DELIRIO.
La poesía de David Castillo se abre como una afilada navaja de afeitar, brillante como un espejo que refleja la realidad sucia y ensangrentada por la gangrena y la voz mutilada de los desheredados. Barcelona es una gran herida que nunca cicatriza, en la que se mezcla el beso feroz y los mapas azules de venas donde ya no queda sitio para picarse una vez más. Tal vez, se confundan los descampados de Can Baró y la Barceloneta con el oscuro Barrio de Storyville, donde se gestó el estilo Nueva Orleáns y la prostitución y el alcohol corrían a ritmo de Jazz. Miles Davis y Dizzy Gillespie se dejan sentir en la ciudad delcatalán que contempla una “herida que es llaga o voluntad arrepentida”. La “música degenerada”, el “demonio negro” planea por una ciudad suicida en la que conviven las luces canallas de la especulación y las princesas de los vertederos de basura que ofrecen un poco de sexo con su boca podrida, a cambio de un respiro que las aleje de la putridez y el hedor en el que sueñan.
Dios es un narcisista impotente, el conocimiento una orgía de los sentidos y el mundo un juego estúpido que puede terminar con un luminoso “game over” y un cadáver que nadie reconoce. El universo se divide en putas y cabrones que cobran por religión y los que cobran por sumisión y, a veces, tan sólo reciben una buena patada en el culo que abre un poco más la enorme herida que acabará con ellos. Pero ni el gran guerrillero aparece al tercer día, dispuesto a levantar a leprosos y paralíticos. Tal vez ha dicho “So long Marian” y ha subido al cielo, dispuesto a enviar al Seol a los impíos cualquier otro día: “no quieras cicatrizar las heridas /antes de que se produzcan”. Los poetas –dice Castillo-nunca mienten, quizá, solamente nos acerquen al amor a bofetadas, al mal olor de los cuerpos que se pudren día a día y a las mentiras que sin querer, o tal vez, queriendo, nos empeñamos en creer para apartar la cabeza y poder seguir durmiendo nuestros sueños de iniquidad burguesa.
miércoles, 10 de octubre de 2007
AMOR DE VIEJO
Estallas de placer en boca de menores
que aún no tienen edad para subirse las medias.
Pecho plano y disimulo de algodones dulces
en los que te encanta hundir la cara.
Ya no puedo ofrecerte la timidez
de una virginidad mal llevada,
porque aunque te empeñes en olvidar,
mi cuerpo ha sido castigo,
cuna dulce de tus cicatrices,
carne que se abrirá para otras bocas.
AMOR DE VIEJO
Estallas de placer en boca de menores
que aún no tienen edad para subirse las medias.
Pecho plano y disimulo de algodones dulces
en los que te encanta hundir la cara.
Ya no puedo ofrecerte la timidez
de una virginidad mal llevada,
porque aunque te empeñes en olvidar,
mi cuerpo ha sido castigo,
cuna dulce de tus cicatrices,
carne que se abrirá para otras bocas.
jueves, 4 de octubre de 2007
COMPASIÓN
Cuando recojo tus versos,
como se recoge el cuerpo diminuto del hijo perdido,
siento que, página tras página,
voy deshilvanando tu mente retorcida.
Ilusiones de viejo trasnochado,
Muñecas antiguas de mecanismo fácil,
Calor barato de manta eléctrica
Y, solamente,
sabor a sangre en los labios.
jueves, 27 de septiembre de 2007
HOTELES
¿TE APETECE SUBIR?
Soy lo suficientemente ingenua como para creer
Que las camas sólo son para dormir,
Pero también lo bastante zorra como para saber
Que no tienes sueño.
LA BELLEZA TOXICA
El aroma de un poema es un gas lacrimógeno que incendia los ojos.
Por eso cada noche siembro versos de amor que te hacen llorar.
Me acerco a tu cama y te miro de rodillas
Con la misma ternura que pondría una madre suicida.
“Al amanecer seguiré a tu lado
Y haré un barco de papel
con todas mis promesas incumplidas”.
Aunque la madrugada se me caiga de los brazos
Y ya no me queden palabras con las que remendarte el corazón,
Daré alimento a tu sueño con un campo de venas azules.
martes, 25 de septiembre de 2007
DAR A TU PIE CAMINO
La soledad no se ve, ni se toca,
Pero tiene el olor inaguantable de la leche cortada
Y la caricia heredada de la aguja.
Por eso te busco,
Aquí, sola
con la ceguera del dedo torpe
Por todas las esquinas de mi cuerpo
Sobre un mapa de ausencias esperables.
La pared se vuelve sendero hacia la carne
Y , apenas, se distinguen ya
Cemento y piel marchita.
Las brújulas que corren por mi garganta
Me hablan en la extraña lengua
De las piedras blancas
Con las que me lleno los bolsillos,
Tratando de arrancarle a la tierra perezosa
Algo tuyo.
Alumbraré al hijo fruto de la piedra
Y juntos daremos camino
A tu pie indeciso.
jueves, 20 de septiembre de 2007
miércoles, 19 de septiembre de 2007
NOSTALGIA DEL ACERO (SECCIÓN II)
LA ÚLTIMA CONDENA
Necesito darme reposo,
Acallar los alaridos
Que salen de las bocas incendiadas
De mi cerebro.
No quiero ver más niños muertos.
No más cuerpos languideciendo entre mis brazos.
Ni un solo suspiro más
para decir adiós
Y dejar la puerta entornada.
Jamás seré una buena madre.
Por mucho que busque al hijo
que se me ha perdido.
Desconozco el pecado.
Estará descalzo y solo,
Caminando por la orilla trágica
de algún río.
Arráncame de una vez esta piel de virgen mutilada.
Haz crecer latidos en la carne abierta.
Absuélveme de este cuerpo inútil
Que no engendra más que muerte.
Desnuda,
Comiendo la sal del mar a puñados,
Con la ceguera de la carcajada histérica,
Mastico tierra, barro y cadáver que tanto amé
Para devolver al niño a su primera cuna.
Desafío a Dios y a todos los Infiernos,
Alzo mi mano ensangrentada contra todos
Con la promesa firme de daros muerte,
Aunque ésta sea mi última condena.
NIÑAS ROTAS
Yo he visto miserias que tú ni siquiera adivinarías,
La tragedia de las niñas rotas
Que juegan en silencio
A ser pequeñas madres.
Niñas que cierran los brazos
Para que nadie vea sus heridas
Ni descubra que la muñeca tiene un cuerpo debajo del trapo.
Son las múltiples madres silenciosas
Que rondan mi cama cada noche
Para que sus gritos no me dejen dormir.
LA CEGUERA DE TU MANO
De vez en cuando, hago que estoy ciega.
Mis dedos se convierten
en buscadores de relieves familiares
y escucho la voz de mi padre
que me llama por mi nombre,
sin confundirme con mis hermanas.
Y Mi cuerpo es un trozo de barro
Que modela tu boca.
Pero la oscuridad de mi noche oculta un abrazo perverso que me tapa los ojos
Y también me deja sorda y sin voz
Para que no te oiga,
para que no me oigas.
Y el cuerpo se deshace, se va perdiendo
Y la ceguera es la costumbre de tu mano
Para no vernos más.
APOSTAR UN LATIDO
Si tuviera que apostar un latido,
Sería porque el tiempo se vuelve alimento de polillas.
Pero adoro el encanto suicida
De las jugadas con pérdida segura.
Cortar la baraja con mi mano de cuervo
Es esconder el secreto de mármoles aún vacíos.
Así me distraigo con tu ojo,
Clavo roto que quiere atravesarme,
Monóculo herido por una garra invisible.
Y nada sabes:
Destino del cuerpo,
Huesos que entrechocan,
Canciones lujuriosas de la aurora negra.
Me gusta la inocencia del que apuesta la vida
-sin saber que ya ha perdido todo de antemano-
y pide como un niño un préstamo a los amigos.
Para qué apostar la entraña,
Si puedo hacer la carne hermosa
llamándola “latido”
SUICIDIOS MATINALES
Hay mañanas en las que levantarse de la cama es un suicidio.
Yo he tenido un patio de armas dentro del cuarto de baño.
Abandoné muy pronto los peines y cambié los cepillos
por cuchillas que me acariciaban el estómago.
Nadie sabe que yo he amado mi cadáver con devoción.
Aquellas tardes de castigo me vuelven a la cabeza
con un fuerte olor a pintura.
El cuerpo anunciaba las carencias de la carne
y teñía mis ojeras con misticismo teresiano.
El bolígrafo describía la órbita espacial sobre un campo de venas azules.
Nunca el desprecio fue mejor aliado del arte de amar.
Cuando el silencio es luz blanca,
la boca que besa es la boca que devora.
El tiempo deja de ser contención de latidos y minutos,
Porque da paso a la era de la muerte analgésica.
Dios tiene la extraña cualidad de hacerse desear,
alguna que otra noche que el cielo rompe en llamas.
DESNUDA FRENTE AL ESPEJO
Contemplo entre sombras
a la mujer de los ojos inyectados en sangre.
Su cuerpo emerge de las ruinas
de un paraíso Que huele a hospital.
Me sonríe obscena,
Sujetándose las caderas.
Me muestra el blanco histérico de su sonrisa
Y me reclama con las manos,
Porque me quiere tocar.
Intenta perforar mi vientre,
escarba con las uñas,
mientras me parte una sacudida
que es náusea del alma.
He visto vacas descuartizadas en el mercado
Y mujeres desnudas en el cine,
Lo que mi cerebro no se atreve a mirar
Es el cuerpo dolorido de una niña que todavía grita.
CARNE DE MI CARNE
La luz es tan blanca que me deja sin ojos.
Me adormezco
Entre la lujuria aséptica de las batas
Y el olor a alcohol
Que emborracha mi pituitaria.
Pero la boca me sabe a sangre
Y todo mi cadáver
es el miembro fantasma
de un mutilado.
Lloro a gritos,
sin lágrimas,
sin voces.
Con la cara deformada entre las manos.
Huyendo de espejos que me retratan.
Pero esa criatura
que tus ojos repudian
es la carne de mi carne.
Esa carne soy yo.
lunes, 17 de septiembre de 2007
CUARTO DE HOTEL
martes, 11 de septiembre de 2007
NOSTALGIA DEL ACERO (SECCIÓN I)
EL ASESINATO
Yo aprendí a hablar con una piedra en la boca,
cuando el mundo era un eterno desfile por brazos desconocidos
y las almas se deshacían dentro de puños violentos.
Me acostumbré al silencio y a la hipnosis de los relojes.
A la caricia del verdugo antes de dormir.
Del hacha comprendí
que las heridas más dolorosas no se abren en la carne.
Y aunque mi grito se fue haciendo anónimo,
cuanto más crecía,
más eran las manos que cercaban mi cuello.
Comencé a caminar de noche,
convencida de que la sombra era un escondite para ciegos.
Di mis primeros pasos a oscuras
y mis primeras palabras fueron para el reflejo de una ventana.
Pero un día me escapé y corrí hacia el sol.
Dicen que hay niños que traen un pan debajo del brazo.
A mi me robaron el pan:
yen su lugar
puse un cuchillo.
PRIMERA SECCIÓN: DERECHO A RÉPLICA.
DOLOR DE NIÑA-MADRE
He sido una madre silenciosa de mi propia niñez.
Me he acunado sola
cuando las manos de la madrastra
me tiraban por el suelo
y la luz era una nube mortal.
Cuando el amor era una bofetada,
cuando el amor era una paliza y yo
una niña que lloraba con las piernas meadas.
Hoy respiro el olor de mi propio cuerpo,
estrujo los pechos de mujer
que coronan una madurez rancia
iniciada en los ojos de antesdeayer.
Desnuda ante el espejo
revivo el dolor de la carne.
ME muerdo los brazos,
me abofeteo la cara
y golpeo los puños contra el duro cristal
que separa los continentes helados.
Soy la sombra perpetua.
LA NOCHE DE MI CUERPO.
He visto el rostro de mi madre llorando,
reflejado en el suelo.
Me he asomado a la ventana
y me he vuelto lluvia que cae
sobre la ciudad insomne.
De noche pierdo por completo
la noción de mi cuerpo
y, poco a poco, me incorporo
a este paraíso de los idiotas.
La calle tiene un extraño color de gato nocturno
que casi no me deja reconocer
mis manos mezcladas en la niebla.
Estiro los brazos
por encima de los laberintos de hormigón
con el mismo vuelo que alzan mis manos
sobre los recuerdos.
El tiempo se despereza en esta noche
que es la noche de mi cuerpo
sobre la ciudad mojada.
Caen a raudales las aguas dormidas
que recorren los laberintos de cristal,
ciudades que sueñan dentro de una bola
que guarda la nieve del invierno
sobre las estancias durmientes.
AYER Y HOY.
Desde lo alto de mi cuerpo de pájaro,
descubro presencias perdidas,
estúpidos paseantes
que han olvidado su nombre.
De niña te llamabas Ía
y la noche tenía la vertiginosa
caída de un columpio chirriante.
Dabas vueltas
por el mero placer
de que todo girara en torno a t
i y el violín era un trampolín
que iba de la música a tu cuna
para darte un beso de buenas noches.
Hoy, sólo soy un cuerpo sin sueño que camina hacia el matadero.
AL PIE DE AQUELLA ROCA
Sabes que detrás de mi
hay una sonrisa que sí existió
y siento esas campanillas
que acuden a mi cabeza
cuando pienso en esa infancia
que descuidó la memoria.
Tiene toda la fuerza de las noches azules,
de cuando me sentaba
al pie de la roca de los sueños
y dejaba que el viento me arrastrase
las lágrimas de la frente al pelo.
ALEGRÍA DEL MUTILADO
Algunos niños sin cabeza
juegan a la pelota
delante de tu puerta.
¡Qué buena es la guerra
que les arranca los brazos
y les da la alegría del tullido
con piernas ortopédicas!
LA PIEDRA REDONDA
Contemplo sobre mi mano,
la redondez de una piedra
que es como el mundo
sobre el vientre de un bebé
que duerme.
¡Que nadie lo mueva!
¡Que nadie lo mueva
que es mi hijo con su vida!
La vida es redonda como una piedra.
Hay que mirarla como a una virgen
que se desnuda en silencio.
La vida es redonda y suave y lisa
como una piedra.
Mi hijo
nació con ella sobre el vientre
y sube y baja mientras tiene sueño.
La vida es como una piedra, que algunos nos empeñamos en atarnos al cuello.
SATURNA
Saturna.
Satuuurna.
La madre desaforada
corre desnuda sobre las rocas.
Se destroza los pies
que no encuentran
el descanso de la arena.
CANCIÓN DE CUNA PARA DOS NIÑAS
Hay dolores que se inician
en el dibujo de un cuento de hadas
y terminan en unas medias negras
con un par de agujeros.
Soy aquella que ni es niña
ni quiere ser mujer,
porque demando a dentelladas del pasado
lo que por derecho el tiempo me debe.
¿Dónde está el precio de las niñeces arrebatadas?
¿Dónde está la corona de flores donde respira hoy la de espinas?
Hay momentos en los que imagino
que duermo entre mis propios brazos
y mi boca busca la cara de la niña
que sostengo.
Le canto al oído dulcemente
y siento su respiración caliente contra mi cara.
Las dos nos acunamos.
Pero se rompe mi sueño,
cuando descubro una muñeca rota en el suelo.
EPITAFIO
Padre,
los dos hemos llegado tarde:
tú a salvarme y yo a pedirte socorro.
¿Por qué no le cortaste las manos a mi madre?
domingo, 9 de septiembre de 2007
DIARIO DE UNA CLOCHARD ENRAYUELADA (I)
“ELECTRA NIÑA HABLA A SU ÚLTIMO PADRE”.
30-VII-2002, A Coruña: “La vida vista desde fuera”.
A veces, cuando leo a Pessoa en una cafetería, siento una común melancolía que nos une con hilos invisibles. Remuevo el café y siento que la cucharilla está unida a la taza, por eso remuevo y desremuevo con calma para que el hilo no se quede enredado. Miro para el café y veo la Rúa Doradores con sus gentes. Con esas gentes que viven una vida indolora y común, con un ritmo ordenancista que les impide ver su propia desgracia.
Pessoa se sienta y escribe. Nunca cruzamos las miradas, porque sé que entonces se rompería el encanto. Yo fumo lentamente, sabiendo que ese ojo ubicuo me mira sin decir nada. Las vidas de los demás se deshacen como polvorones, pero nosotros somos duros como piedras y por eso no podemos dejar de ser, ni siquiera cuando dormimos. El sueño es el único espacio del no-ser, pero que cuando se cambia de cajón, se convierte en otra parcela de la vida. Nos miramos desde fuera como monigotes y sonreímos al ver caminar nuestros cuerpos sin cabeza por la rue Montparnasse o como se escriba, ya me conoces.
Me da miedo haber perdido el ritmo ordenancista de la intrascendencia. Saber, en una palabra, que todos estamos solos, que yo estoy sola. Sé que mis arranques melancólicos no son una mentira, cuando cuelgo los ojos en cualquier parte y me descubro pensando en el pliegue de una cortina o en el papo de una señora gorda. O, como siempre, cuando pienso en mi madre y siento cómo se me eriza el pelo de la espalda y oigo gritos de niños en la calle. Todo me da miedo. Por eso cojo una piedra en la Dársena, la acaricio y cuando me he cansado de saber que cada una de las caras puede ser la mía, la tiro al mar y veo como se hunde. Espero unos segundos a ver si sale a flote, pero nunca vuelve a subir. Luego, cojo otra y me la meto en el bolsillo, por un estúpido “por si acaso” que no sé adónde me lleva con los bolsillos llenos de piedras blancas.
Luego, como castigo de no sé qué, fijo la vista en las grúas del puerto, que me dan tanto miedo, y me dejo asustar hasta el paroxismo. Me siento en el suelo y sé que he vivido algo. Algo tan estúpido como creer que me hundo con las piedras que tiro al mar.
25-VII-2002, A Coruña: “Adiós al cólera. Amor en tiempos de sarna”.
Me he quedado sola en casa. No tengo ganas de aguantar más a mis niños; que paseen solitos, mientras su mamá escucha “All Blues” y descarga su conciencia.
A ratos me viene a la memoria algo de Azorín sobre lo que yo misma he escrito y siento una dejadez de columpio que me chirría en los oídos. Te veo a ti en la Laponia de tu inconsciencia, recostado y olvidándote del mundo, leyendo un libro que te tiene felizmente desatado de la realidad. Cuando te pienso así, me pareces terriblemente inhumano.
Estos días me molesta todo. Tengo momentos de un vaginismo melancólico absolutamente nauseabundo, y , otros, de un capricho infantil que me acerca, cada día un poco más, a ese estereotipo de lo femenino que sabes que aborrezco. Quiero todo para mi. Quiero a la gente en exclusiva, cuando en el manual de la vida te dicen que eso es lo primero que no se puede hacer. Diga San Pablo lo que diga, el amor es el más sublime acto de egoísmo.
Es curioso, pero tengo una extraña sensación de “amor a bofetadas”, y es que no hay que confundir el amor, “esa palabra”, con el apego o la imperiosa necesidad de cariño. En invierno no lo noto tanto, pero llega el verano y sólo me encuentro con la dichosa niña de 5 años jugando sola. Mi infancia me despierta morbosos instintos asesinos.
Ayer caminaba por la estación, pensando en los Gaulois de Cortázar y, de pronto, vi, apoyada en el suelo, una maleta marrón con dos correas. Aquella maleta marrón era como una que había tenido mi padre – en los tiempos también infelices, de antes de que yo naciera-. Inmediatamente, recordé las fotos en blanco y negro de mis tres hermanos cogidos de la mano de mi madre en un viaje que hicieron a principios de los 70. Me quedé idiotizada mirando para aquella dichosa maleta que me traía recuerdos de olor a tabaco de pipa y el sentir orgánico de las piedras de Compostela. De pronto, vi en mi memoria: una mujer y un hombre se besan a oscuras; apenas puedo distinguir las dos figuras humanas; lentamente, los dos cuerpos se van trenzando sobre una cama, en medio de una oscuridad de pesadilla que no me deja verlos. No conozco a esa mujer. Una niña mira a esa pareja desde la esquina de los recuerdos que le faltan.
Las parejas se rompen como se rompen las persianas o las cisternas, que nunca vuelven a funcionar igual por mucho cuidado que tengamos. El amor es como un bebé que se nos cae de los brazos. Y me pregunto si no es demasiado triste que ya desde ahora tenga asumida esa desarmonía del amor; esa crueldad de las promesas que se rompen por falta de tiempo o, quizá, por exceso. Hace años, claro que creía en los príncipes azules y en los amores de perdices y pichones; ahora sólo creo en la constancia. El amor es algo demasiado serio que se rompe a fuerza de manosearlo y de darle mal uso. Es asqueroso. El amor es algo que los padres deberían aprender a llevar en secreto por mucho que se les caigan los trozos a cada paso.
27-IIV-2002. A Coruña: “Terrores nocturnos”.
Hoy he llegado al borde de una sensación justa y maligna. Me he dado cuenta de que no soy nadie; de que me he creado un mundo en el que empiezan a caer todos los andamios. Soy el centro de la nada, porque no soy nadie.
Me gustaría sentarme frente al ordenador con la chulería de la artista convencida, pero desde hace meses he empezado a comprender que nada de eso me pertenece.
Es complejo ser el ombligo de tu propio mundo, cuando sientes la pesadez de los mundos que te rodean.
Me miro constantemente al espejo como para recordarme la cara que tengo y no me reconozco. Me siento, no perdida, sino ausente de mi cuerpo. Nada me entretiene ni me desquita de esa constante llamada del yo al propio yo. El tiempo es elásticamente insoportable y la soledad egoísta y abandónica es un estado de constante alerta del sujeto que desea recordarse a sí mismo como un invitado impertinente que se nos cuela en casa.
Desearía no pensar o, al menos, pensar con claridad. Me canso de ser yo todo el tiempo. Es una pesada carga y una responsabilidad injusta.
Miro las paredes de mi habitación y en cada esquina encuentro un pedacito de mi llamándome a gritos para recordarme que es preciso volver al martirio de todos los días, pero no puedo, me cansa.
No me acostumbro a estar de vacaciones y me da miedo la inactividad. Me impongo tareas inútiles y soy incapaz de prestarles atención. No me acostumbro a vivir conmigo fuera de mi. No me conozco en la pereza y en la inacción, y resulta que es más duro convivir con la mujer parasitaria que con la mujer hiper-saturante(-saturada). Me cansa mi compañía y no consigo prestarles atención a los demás. La nada me lleva por caminos que excluyen a los otros y que, en determinados momentos, parece dispuesta a enajenarme. Me conduce a un estado de estupidez total en el que apenas pienso. Me he descuidado física y mentalmente, con una dejadez asquerosa como si, de pronto, me hubieran cambiado de cabeza. Escribo deliberadamente mal y es curioso, pero creo que no tengo remordimientos. Tal vez, cierta vergüenza de espíritu, porque a ése no se le puede engañar con tanta facilidad.
Los recuerdos se me amontonan como una mesa llena de papeles, y por mucho que lo intento, sólo consigo encontrar trozos de niñas rotas y adolescentes recortadas que veo a través de la distancia de quien contempla un accidente de coche como puro espectáculo. Me canso. Mi discurso se despersonaliza y me encuentro conmigo, borrachita de ego, vacía y sin ganas de hacer la cama. Porque dime: para qué hacer la cama, si de noche se vuelve a deshacer.
***
sábado, 8 de septiembre de 2007
EL EXTRAÑO
jueves, 6 de septiembre de 2007
HUMO Y JAZZ
Me miro en el espejo y veo mi cuerpo asqueroso.Sólo soy hermosa tendida en la cama.Perdí mis ínfulas de nínfula y ahora ya no sé quién soy. Me sigo sintiendo adolescente y niña. Tampoco mi aspecto me delata. Pero qué daría yo porvolver a los viejos años de Humo Y Jazz con Katja en aquel ático que daba directamente a toda la costa, en plena ciudad, y leíamos Rayuela como dos clochardes. El vino y las guindillas, mientras su gata Irisse acariciaba por el cuello y las piernas. Ahora mon cherie está lejos, demasiado lejos como para tomar una copa de tinto y reirnos por "pavadas". Mi gemela estálejos y yo incompleta.No me falta su mitad, me falta una vida entera que está por hacer y no sé por dónde empezar a empaquetar.
No soy la que fui ni la que seré, soy un ser en transformación, metido dentro de su capullo esperando madurar. No tengo ganas de obligaciones, todavía que me queda un tiempo antes de empeza a trabajar. Tampoco ganas locas de hablar con mis amigos, porque siento que me han inoculado la semilla de la melancolía tardía y esa actúa con efecto retardado. Mientras tanto que siga Miles tocando y que fluya elhumo.
UNA MUJER SE HA PERDIDO. CONOCER EL DELIRIO Y EL LLANTO
Me he perdido buscando mi sombra como Peter Pan en esta habitación del País del para Siempre Encacerlad. No me encuentro ni me distingo entre mis libros de Pessoa, Celan, Saramago, Lejeune, Chejov, Gorki o Cernuda.Me he colada por las páginas de los libros y ya no sé a cúal pertenezco. Me Siento aplastada por el peso del papel y el paso del tiempo. ¿Dónde se ha ido mi sonrisa? Ya no reconozco mi cara en blanco y negro, metida dentro del aparato del cajista. Ya no tengo la fuerza de todas las mañanas y sólo quiero ahogarme en Porgy & Bess y tirarme en la cama para mirarle los ojos a Marilyn. Soy una mujer hecha de trapos de cocina que cuando me coges me derrumbo como un castillo de naipes.Mis labios están fríos y mis ojos totalmente perdidos en una isla de palabras mentales. Necesito que me beses como a una niña para ir tomando forma desde mi infancia. Borrar las heridas. Dejar de conocer el deliro y elllanto.
miércoles, 5 de septiembre de 2007
PEREZA EN EL ALMA
martes, 4 de septiembre de 2007
UNA MUJER DESCALZA
lunes, 3 de septiembre de 2007
SANTIAGO TENA O EL AMOR EN TIEMPOS DIFÍCILES
LA CURIOSIDAD
domingo, 2 de septiembre de 2007
EL IMPOSIBLE "HAPPY END" DEL MITO
Hay pocos motivos para que yo deje una taza de café sin acabar: mirar por la ventana cuando se me va el santo al cielo o buscar el verso perfecto, pero, sobre todo está la lectura de novelas de Sherlock Holmes. Me apasiona el talento cuando se convierte en marca de carácter. Bien es cierto que, muchas veces, me hace gracia el infantilismo de Sir Arthur, cuando nos pinta al “adorable misógino” como conocedor de todos los lenguajes secretos o de todos los neumáticos para bicicletas de Londres. La verdad es que me importa bien poco el lugar que ocupe este tipo de ficción dentro de la literatura y, por eso mismo, jamás entraría a debatir su calidad artística/estética, sea cual sea ésta.
Creo que hará algo más de 12 o 15 años, en uno de esos largos veranos en los que me dediqué a fantasear con novela realista y cierta selección fílmica muy particular, la siempre minoritaria y selecta 2 de TVE dedicaba las aburridas tardes veraniegas a reponer filmes de Basil Rattbon y el bonachón bigotudo de “Rebeca” Y “Sospecha”. Yo, que empezaba a despuntar por mis rarezas pre-adolescentes, renegando de la playa, empecé a enamorarme del pésimo violinista de Backer Street y de su afición a la morfina. Con el paso de los años, Basil RatTbon me pareció una copia descafeinada del auténtico detective y con “La vida secreta de Sherlock Holmes” me convencí de que la desagradabilidad, que me es tan afín y amable, tomaba forma humana. He de confesar que la presencia de una mujer en la vida de Holmes siempre me hace recordar ciertas teorías freudianas. No hablo ni de la madre, ni el padre ni del sursum corda. Simplemente, me refiero a la destrucción del mito. ¿Sería posible que Holmes se enamorara? Tal vez; ahora bien, debe estar abocado al fracaso emocional siempre, si no sería como matar el deseo y destruir, por tanto, la retardación del placer, que es, en suma, lo que nos mueve por encima del propio goce hedonista: la espera, la búsqueda.
La clave está en la “contención”,las pasiones incompletas. Un duelo entre Irene y Holmes, una pura lucha dialéctica para medir fuerzas, es, ante todo, la historia de un fracaso. El mito necesita pervivir a perpetuidad como tal y, para ello es preciso que se mantenga “inmutable”. Privar de sentimientos a los personajes, manipular su destino a placer del autor-o del público, no olvidemos que Conan Doyle tuvo que “resucitar a su personaje”- debe mantener una continuidad mítica, legenaria, “evolutiva”, pero al mismo tiempo “inalterable”.
¿Holmes feliz padre de familia con un chiquillo meón encima de las rodillas? Al fin y al cabo, todo mito es la historia de un sacrificio, en cierto modo, de un simple mártir. Héroes, mendigos y soñadores bajo el signo inequívoco de la inmolación. Esclavos de su propia historia. Si no, que le alguien se lo hubiera preguntado antes a Unamuno.CRÍTICO Y POETA ¿POR QUÉNO?
La semana pasada recibo una comunicación corregida para un congreso y lo primero que se lee en letras enormes es: “TONO PETULANTE”. Evidentemente, aquella apreciación no era ningún descubrimiento, ya que los petulantes escribimos como petulantes, los hipócritas como hipócritas y los imbéciles en función de su buena o mala imbecilidad. Si a esto le sumamos que el “corregidor”-permítaseme la licencia poética- es buen amigo- o eso me parecía- y que me conoce de sobra, su falta de ingenio queda totalmente fuera de dudas.
Bien es cierto que a nadie le gusta que le digan las verdades a la cara, pero lo que me dejó más dolorida es que se ponía en duda mi rigor científico por un “pretendido” tono literario, que en absoluto “pretendí”. Creo que a, veces, se confunden las marcas de estilo con ficcionalizaciones horteras, sobre todo, en cierto sector que cree que tener un método, una regia disciplina y unas pautas de trabajo legitiman cualquier discurso con ansias de cientificismo. Yo no creo en métodos ni en ciencias, porque la panacea en investigación literaria no existe, por mucho que yo siga tal o cual escuela.
Lo único en lo que confío es en la percepción del texto y sus posibles lecturas en el tiempo pasado, presente y futuro. ¿Qué caigo en mi propia trampa adscribiéndome a un tipo de razonamiento? Las abstracciones totales son imposibles, pero a lo que voy es por qué ha de ser privativa la lectura del “crítico” frente a la del “poeta”. Sabidos es que Dámaso Alonso no es santo de mi devoción- aunque me guste su Estilística-, pero ¿es que acaso, Don Dámaso, bipolarizaba su personalidad, según tocase”ser”crítico o poeta? ¿Cambiaba de zapatillas? ¿Practicaba regresiones hacia tiempos anteriores a ser profesor o a ser creador? ¡Por Dios! No creo que exista esa dichosa escisión entre una y otra faceta del ser humano.
Una cosa es trivializar por falta de conocimientos e intentar dar otro final al Quijote, pero plateémonos por un momento: incluso si ese “otro final” es justificable y argumentable, con una base que sirva para contrastar-que no oponer, necesariamente- opiniones, ¿por qué no? Confundir al autor con el narrador no es una cuestión de mente soñadora y romántica, sino de ignorancia extrema, de falta de conocimiento y, por tanto, de incapacidad para emitir un juicio crítico y científico.
Este año vuelven a estar de moda los pantalones-pirata, seguro que mis hijos se partirán cuando el día de mañana vean en fotos a su madre disfrazada de corsario. Con la investigación, pasa lo mismo, porque es un trabajo de ciencias humanas y no naturales, comprobables, es un saber. Estructuralistas y formalistas...lo de siempre. Lo que tiene que prevalecer es la calidad.
La mayor satisfacción de mi vida me la dio una profesora de la facultad en segundo de carrera. Era la docente de Comentario Lírico: “Tú trabajo no me convence, personalmente ni me gusta , pero hay una base detrás”. Me puso Matrícula de Honor y eso que odiaba las lecturas psicoanalíticas.
TODOS LOS DOMINGOS DEL AÑO
viernes, 31 de agosto de 2007
NOSTALGIA DEL ACERO
EL ASESINATO
Yo aprendí a hablar con una piedra en la boca,
cuando el mundo era un eterno desfile por brazos desconocidos
y las almas se deshacían dentro de puños violentos.
Me acostumbré al silencio y a la hipnosis de los relojes.
A la caricia del verdugo antes de dormir.
Del hacha comprendí
que las heridas más dolorosas no se abren en la carne.
Y aunque mi grito se fue haciendo anónimo,
cuanto más crecía,
más eran las manos que cercaban mi cuello.
Comencé a caminar de noche,
convencida de que la sombra era un escondite para ciegos.
Di mis primeros pasos a oscuras
y mis primeras palabras fueron para el reflejo de una ventana.
Pero un día me escapé y corrí hacia el sol.
Dicen que hay niños que traen un pan debajo del brazo.
A mi me robaron el pan:
yen su lugar
puse un cuchillo.
PRIMERA SECCIÓN: DERECHO A RÉPLICA.
DOLOR DE NIÑA-MADRE
He sido una madre silenciosa de mi propia niñez.
Me he acunado sola
cuando las manos de la madrastra
me tiraban por el suelo
y la luz era una nube mortal.
Cuando el amor era una bofetada,
cuando el amor era una paliza y yo
una niña que lloraba con las piernas meadas.
Hoy respiro el olor de mi propio cuerpo,
estrujo los pechos de mujer
que coronan una madurez rancia
iniciada en los ojos de antesdeayer.
Desnuda ante el espejo
revivo el dolor de la carne.
ME muerdo los brazos,
me abofeteo la cara
y golpeo los puños contra el duro cristal
que separa los continentes helados.
Soy la sombra perpetua.
LA NOCHE DE MI CUERPO.
He visto el rostro de mi madre llorando,
reflejado en el suelo.
Me he asomado a la ventana
y me he vuelto lluvia que cae
sobre la ciudad insomne.
De noche pierdo por completo
la noción de mi cuerpo
y, poco a poco, me incorporo
a este paraíso de los idiotas.
La calle tiene un extraño color de gato nocturno
que casi no me deja reconocer
mis manos mezcladas en la niebla.
Estiro los brazos
por encima de los laberintos de hormigón
con el mismo vuelo que alzan mis manos
sobre los recuerdos.
El tiempo se despereza en esta noche
que es la noche de mi cuerpo
sobre la ciudad mojada.
Caen a raudales las aguas dormidas
que recorren los laberintos de cristal,
ciudades que sueñan dentro de una bola
que guarda la nieve del invierno
sobre las estancias durmientes.
AYER Y HOY.
Desde lo alto de mi cuerpo de pájaro,
descubro presencias perdidas,
estúpidos paseantes
que han olvidado su nombre.
De niña te llamabas Ía
y la noche tenía la vertiginosa
caída de un columpio chirriante.
Dabas vueltas
por el mero placer
de que todo girara en torno a t
i y el violín era un trampolín
que iba de la música a tu cuna
para darte un beso de buenas noches.
Hoy, sólo soy un cuerpo sin sueño que camina hacia el matadero.
AL PIE DE AQUELLA ROCA
Sabes que detrás de mi
hay una sonrisa que sí existió
y siento esas campanillas
que acuden a mi cabeza
cuando pienso en esa infancia
que descuidó la memoria.
Tiene toda la fuerza de las noches azules,
de cuando me sentaba
al pie de la roca de los sueños
y dejaba que el viento me arrastrase
las lágrimas de la frente al pelo.
ALEGRÍA DEL MUTILADO
Algunos niños sin cabeza
juegan a la pelota
delante de tu puerta.
¡Qué buena es la guerra
que les arranca los brazos
y les da la alegría del tullido
con piernas ortopédicas!
LA PIEDRA REDONDA
Contemplo sobre mi mano,
la redondez de una piedra
que es como el mundo
sobre el vientre de un bebé
que duerme.
¡Que nadie lo mueva!
¡Que nadie lo mueva
que es mi hijo con su vida!
La vida es redonda como una piedra.
Hay que mirarla como a una virgen
que se desnuda en silencio.
La vida es redonda y suave y lisa
como una piedra.
Mi hijo
nació con ella sobre el vientre
y sube y baja mientras tiene sueño.
La vida es como una piedra, que algunos nos empeñamos en atarnos al cuello.
SATURNA
Saturna.
Satuuurna.
La madre desaforada
corre desnuda sobre las rocas.
Se destroza los pies
que no encuentran
el descanso de la arena.
CANCIÓN DE CUNA PARA DOS NIÑAS
Hay dolores que se inician
en el dibujo de un cuento de hadas
y terminan en unas medias negras
con un par de agujeros.
Soy aquella que ni es niña
ni quiere ser mujer,
porque demando a dentelladas del pasado
lo que por derecho el tiempo me debe.
¿Dónde está el precio de las niñeces arrebatadas?
¿Dónde está la corona de flores donde respira hoy la de espinas?
Hay momentos en los que imagino
que duermo entre mis propios brazos
y mi boca busca la cara de la niña
que sostengo.
Le canto al oído dulcemente
y siento su respiración caliente contra mi cara.
Las dos nos acunamos.
Pero se rompe mi sueño,
cuando descubro una muñeca rota en el suelo.
EPITAFIO
Padre,
los dos hemos llegado tarde:
tú a salvarme y yo a pedirte socorro.
¿Por qué no le cortaste las manos a mi madre?
LA SOLEDAD DEL ARTISTA
Hace años leí un verso de Luis Alberto de Cuenca que decía: “La nostalgia es un absurdo pasatiempo”. No creo que alguien pueda llegar a estar más equivocado: la nostalgia es el único pasa-tiempo. Si releyésemos más a menudo a los poetas, nos daríamos cuenta de que no hay una sola obra escrita que no haya nacido de una conjunción de soledad y recuerdo; en suma, de la nostalgia. Pero la nostalgia es un sentimiento y, si hacemos caso del adagio becqueriano “Cuando siento, no escribo”, la obra no puede brotar si no de la “acción”,aunque ésta sea resultado de un pasivo abandono.
Pessoa, que renunció al mundanal ruido para convertirlo en poesía silenciosa, únicamente demandaba dos condiciones para escribir: soledad y sosiego. ¿Cuál es, entonces, la clave del artista? Me resulta curioso pensar en la soledad pessoana envuelta en el tumulto de la ciudad lisboeta. Realmente, Bernardo Soares supo hacer del abandono voluntario una forma de expresión con la que canalizar su íntimo universo. La idea era hija de la sensación, de la vida “externa”,pero maduraba en su prosa desasosegante a través del fino cristal de la nostalgia; de aquel que siente el exilio como un deber encomendado y como estado permanente de la conciencia.
Estoy convencida de que la soledad es una forma de vida en ocasiones extraordinariamente productiva, pero, además, la única vía para el artista; sólo mediante la aprehensión personal de la realidad podemos expresar nuestro más íntimo “yo”. El texto nos vuelve egocéntricos –que no egoístas-, porque toma al sujeto como centro del que emana la percepción del mundo, “nuestro mundo”,nuestra expresión particular de él. Siempre se escribe a partir de un recuerdo. La instantaneidad perece constantemente en el arte, del mismo modo que se renueva en el lector –aparentemente-.
La insoportabilidad de la existencia en solitario no deja de ser más que otro estímulo para volcarse en las letras, en las emociones, en esa vida exasperada que viene dada en “latas de conserva” llamadas libros.
¿Nace libre un artista? ¿Es, en caso negativo, un ser antisocial e irascible? Podemos pasar del tópico a la originalidad más pasmosa de un plumazo. Creo que la antigua pose del poeta en su torre de marfil está ya demasiado desfasada; sin embargo, ¿puede alguien dudar de la legitimidad de nuestros propios recuerdos? No se trata del típico autobiografismo barato que huele a primerizo, sino hay que asumir que, como en todo proceso de alumbramiento, es necesaria la intimidad previa de las soledades compartidas: el solitario y su destino. El planteamiento de Pessoa bien podría ser una elección , o bien un castigo. Quizá, ambas cosas: pecado y penitencia cogidos de la mano.
jueves, 30 de agosto de 2007
DESDE MI BALCÓN A TU TERRAZA
SANTIAGO TENA
que va de los más carnal a lo más evanescente de las pasiones humanas. Cercano, amante y amado, sus palabras son como cera ardiente que se consume en una inmensa llama de luz que es siempre esperanza incluso en las cenizas.
LOS ABISMOS DE LA ESCRITURA
Hay una imagen de un joven Leopoldo María Panero citando a un autor francés en El Desencanto que resume por completo la tragedia del artista en persecución de su identidad: “Yo me destruyo para saber que soy yo y no todos ellos”. Tal vez fue Dartau quien lo dijo, pero en boca de un poeta autodestructivo esta cita abre con el dolor la gran antesala del goce literario. El dolor es la forma más tangible de reconocernos y la autodestrucción artística el primer boceto que separa la emoción de la analgesia.
En más de una ocasión he discutido con artistas y teóricos. El Arte se identifica con el dolor porque se separa de la anestesia común del colectivo sonámbulo. Si al nacer conocemos la luz, es porque previamente hemos vivido en la ceguera, del mismo modo que tomamos consciencia de nuestro cuerpo a través del dolor, de la enfermedad. Sólo reparamos en nuestros manos, cuando un insidioso corte nos abre el dedo. Es un ejemplo de pura reacción, como también lo es la emotividad en Arte: un choque de experiencias opuestas que en contraste somos capaces de nombrar. Si no, ¿por qué dice Panero que “todo goce empieza en la autodestrucción”? Porque el dolor nos individualiza ya que sólo nosotros lo sentimos. Nos podemos compadecer o solidarizar, pero nunca nos haremos dueños de las emociones ajenas. La felicidad se vende ,a veces, como una droga que idiotiza a base de carcajadas despersonalizadas y, he aquí, que mi “yo” se confunde con el de todos ellos y “yo” ya no me distingo dela cacareante masa histriónica.
Hasta que el primer anatomista no diseccionó un cuerpo, no lo fraccionó, no lo “destruyó”,el mundo vivía en la ceguera de la superstición y el mito que era puro axioma. El arte nace de la disección de las emociones que contrastan, que se oponen y toma identidad cuando se apropia de una “destrucción” reconstruída. Tal vez sea la “voluptuosidad del autorreproche” de Wilde el que nos lleva al regocijo del dolor,o, tal vez, la purga agustiniana. El arte es una tortura del alma que camina en los límites de lo horrible y lo sublime, la salud y la locura, el sofisma y la verdad. ¿Por qué esa recurrencia mítica al suicida romántico? Toda obra es nacimiento y muerte de una idea, el autor es tan sólo un asesino a sueldo de su talento, un penitente eterno, sin redención posible, porque aunque hable de la felicidad, lo hará desde su conocimiento experimental del sufrimiento, de su propia autodestrucción para autodenominarse e identificarse como individualidad pensante, ajena a la multitud que ensordece las voces. Él lo supo ver en su desasosiego y por eso dijo: “Para comprender, me destruí”-Pessoa.
Achtung! Fraga Perigosamente Reactiva
Achtung!: Fraga perigosamente Re-Activa
Lucía Fraga
A Luis Eduardo Aute
e os meus irmáns maiores por descubrirmo,
cando só había dous canles de T.V. e Mavi me puñía “picar” no taboleiro de corcho, cando xa estaba “perigosamente re-activa” na “Guardería de San Fernando”
(Santiago de Compostela)
Enemigo de la Guerra/ y su reverso, la medalla/ no propuse otra batalla/ que librar al corazón/ bajo el paso de una Historia/ que iba a alzar hasta la gloria/ el poder de la Razón.../ Y ahora que ya no hay trincheras,/ el combate es la escalera/ Y el que trepe a lo más alto/ pondrá a salvo su cabeza/ aunque se hunda en el asfalto /La Belleza...
(Luis Eduardo Aute)
Willkommen, bienvenue, welcome!
Fremde, etranger, stranger.
Gluklich zu sehen, je suis enchante,
Happy to see you, bleibe, reste, stay.
Willkommen, bienvenue, welcome
Im Cabaret, au Cabaret, to Cabaret
A Pepe Isbert, Manolo Morán e Luis García Berlanga.
“Willkommen, bienvenue, welcome
Im Fraga, au Fraga, to Fraga”
A ría naceu ao tempo dunha nena
dentro do ventre morno e pel lene
dun figo, nai doce,
con húmida semente vermella,
agarimosos e minúsculos abrazos
que fixo da súa carne de froita,
finísimos corpos de luz en pingas saborosas.
Cando a froita madureceu,
o seu corpiño recén parido,
agromou na terra unha Fraga fermosa,
e á beira da ría cantareira
unha cativa espida.
Mais, primeiro chegaron
soldados americanos con cranios de cascuda,
artellos de araña e baionetas de cangrexo.
Arrincáronlle os ollos á Fraga,
multiplicando aquela maldita especie estranxeira.
A negrura chegou desde as Insuas e os pés escravos.
Baleiros de sangue e alimento,
carpiron as Cariátides nas cuncas ócas
un pranto seco de pedra inmóbil.
Fenderon rochas e cons para gritar o seu remorso: “a-sa-si-nos”
¡Y que hable la niña!:
(a nena non podo falar,
porque aínda está dentro do figo
no que naceu)
Despois, colléronnos polo nariz
e aplicaron un arco prohibido
na nosa pituitaria.
Arbitraxe de “impureza”
sobre a nosa pureza.
Mais, desde o Hades,
Abríronse as comportas
da presa esfameada de caudal
coma facían as pernas de aló arriba,
no país do fume, do opio de contrabando,die “american” Cigaetten…
Coas pálpebras escuras,
Os ollos de Pavo Real real
revirados polo propio oprobio.
Corpos estragados por suores primitivos,
enriba das mesas do mármore frío
do Cabaret dos mortos en vida.
¡Y que hable la niña!:
(a nena non podo falar,
porque aínda está dentro do figo
que non a alumou)
Escóitase o se quebrar das enbracuxadas gorxas,
máis quen decapita un tulipán polo medio
coa punta dos dedos, en silencio, ata se facer dano.
¡Y que hable la niña!:
(a nena fíxose muller e convertiu o seu corpo en frondosa figueira para dar máis Luz e Palabra a Fraga)
É o ruxido da Fraga doente que quer ver,
paseniño,
cos ollos nun prato,
quen cuspiu na súa orbe baleira,
quen esqueceu dentro as derradeiras cabichas fervendo.
É a nosa Fraga que quer unha pruma eun coitelo.
Voy buscando la razón/ de tanta falsedad, / la mentira es obsesión/ y falsa la verdad./ Qué ganaran, qué perderán/ Si hasta los dioses caerán /Es más fácil encontrar/Rosas en el mar...
(Luis Eduardo Aute)
ANINOVO EN DACHAU
Meu Amado Jorik:
Marchou o Nadal,
como un neno salvaxe,
sen tan sequera, poder bicar á miña nai,
antes de volver a dor ubicua,
dos menceres de neve.
Sen nada no frigoríco, esfameada de soños.
deixáde que o meu corpo retorne o po,
Et Polvi Et Urbi,
o mundo soñe unha Ofelia navigante.
Cadáver exquisito,
Onde volvan froitos e flores.
Os corvos esnaquizaron
a miña roupa posta a clarear.
Non teño fío. Non teño outra cousa
para coser
que non sexan as miñas veas.
Polo tren adiante,
Escoitaba panxoliñas
un vintecinco de decembro.
Laiaban ao meu arredor
ás nais separadas dos nenos.
Pero eu tiña no colo, o noso meniño,
nado cun vento:
“ea-ea-ea, para mortos e tolos acabou esta guerra”,
“ea-ea-ea, ea-ea-é para estarmos ledos eu xa me matei”
Espíronnos a todas e cortáronnos o pelo,
Pero non lles dei o noso meniño nado dun vento.
¿Onde irán os fillos mortos
neste mundo que é un inferno?
Os nenos van o ceo. O limbo, que existe,
é o paradiso dos idiotas.
Eu son idiota. Por iso escoitaba panxoliñas
aquel vintecinco de decembro.
Non teño cabeza. Non teño outra cousa
para pensar
que non sexa este vulto que me pende
do pescozo.
Herr Professor Mengele, en Aninovo,
non parou de apretar os cranios
das xemelgas Vukusic e Fraga.
¡Eu non quería ganso!¡ Eu non quería que me fixesen Peixe!
Aquela carta non estaba ben firmada,
Porque a Viena nunca chegou a Primavera.
“É mellor non dicir nada”- dixo.
Deixei a mina alma cando cheguei a Leibnizstrasse:
vin pasar enfermos, vin inxustizas, vin ata miña propia testa
nunha pica e xente a rir a cachón.
Non teño vergonza. Non teño outra cousa
para me espir que non sexa a verdade;
a que dá medo,
porque a miña roupa lévarona os corvos,
porque non tiven fío para os buracos dos inocentes
porque fun idiota para sobrevivir,
porque non quero ser mártir de máis guerras.
Arrincada do corpo que só é
o da estraña Frau Fraga
apareceu a súa testa
cun colar de agullas
por cada día non vivido no pescozo.
Caeu diante da tiroteada Rathaus,
afogada no fermoso lago Kleiner Kiel,
preto da Deutsche Bank.
O mundo precisa de Ophelias,
Pois déamoslle o mundo o que pide.
Sen mártires, sen virxes mutiladas,
sen víctimas de carne e óso.
Só teño que remexer ben a miña terra,
Amado Djorik,
Bicar a túa boca a deshora, como todo o que fago,
Afundir nas augas do Leteo o meu irmán, Hamlet,
E asasinar os ladróns que viven preto de Dinamarca.
Algo cheira mal preto do Báltico
Mi boca/ besando tus labios incendiados,/ se dispone a beber en tu copa de polen y licor/ Y entre zumos y zumbidos de olas y alas/ libidinosamente libar el néctar/ de la flor de tus mareas....
(Luis Eduardo Aute)
MULLER DE LINGUA BÍFIDA
Queríamos unha cerimonia sinxela,
sen testemuñas nin replicantes.
Tan só O Noso Credo na memoria
E as mans ben collidas.
Dixemos sen preguntas.
Nin unha palabra: estabamos dispostos:
Tiñamos O VERBO e o Sangue,
sería meu.
O reloxio que marcara
as posicións da lúa
caeu o chan:
¡¡¡* * * * * * * * * !!!
Abriuse a noite polo vidro
e fuxiron en anacos
os soles e as estrelas durmintes
durante máis de dous séculos.
(...)
“Lectura dalgún Evanxeo”:
¿Qué quedará das terras polas que andei?
Pedras na Memoria
A lúa tinxiuse de verde
como a cor da miña pel.
Tragara un home de metal
que me fendera a lingua
en
dous,
Antes do que Nun Principio era Todo...
Veo que es la prueba más veraz/ de que todo es mentira. Esos rostros ya no llevan nuestros nombres,/ son dos máscaras perdidas en la noche,/ pero QUEDA LA MÚSICA...
(Luis Eduardo Aute)
A Emilio Fraga Lago, Máximo Fraga Irure, médicos e músicos, Amparo Fraga Irure, profesora de canto e piano, In Memoriam, e ó meu pai, Máximo Fraga García-Armero para quen non tería espacio suficiente xamais.
GAVEAU (Paris)
Nunca gostei dos raquíticos pianos ingleses de parede,
porque eu tiña o meu lugar a carón das pernas do meu pai
trala caixa máxica do Gaveau, no París de Nunca Xamáis.
Souben da lingua dos homes nun mencer demasiado cedo,
mais a miña boca precisaba das sonorosas cordas daquel piano
que noutros séculos tivera dous candeeiros
e non dous buratos tupidos con anacos de madeira
por onde os meus dedos pequenos comezaban a soñar
con Tristesse, Romanza sen Palabras e Soño de Amor.
Quixéronnos estragar:
mancáronnos andazos de caruncho,
mestres de Conservas Oficiais.
Non eramos bonitas.
Pero tiñamos ímpetu.
Non estudabamos ó xeito que compría.
Porque tiñamos espírito.
O Gaveau perdeu unha octava en afinación.
Eu rematara con obras superiores ó meu grao.
Pero as doutoras Guillotin non perdoan:
cortáronme as mans,
por non ser princesa de Sangue Mistol.
Esa noite tinxíronse de azul todas as “Pezas Fáciles Para Piano”
E puiden ver en vellos daguerrotipos a voar como cirros
sobre o sangue dunha Conklin Cushom esfolada no corenta
todas as mans que pasaran polo marfil e o negro castrado.
Vin o mestre Lago a carón do seu amigo Gayarre no Covent Garden.
A súa barba e o reloxio a marcar de seguido as posicións da lúa.
A tía Amparo ría e cantaba un Nadal a súa panxoliña.
O avó acompañaba ó meu pai –un cativo de pernas longas- ó violín.
E papá: “Levanta unha perna pichuleta, levanta unha perna pichulá”,
Pichuleta apoiada á pata do Gaveau, erguía a perna co Eterno Chupete na boca .
Achegueime as escuras, toca e cega, ó ventre do gran París a durmir:
“Busco as miñas mans perdidas na cidade. As mans que me arrincaron o día que decidín que máis nunca as precisaría nun mundo de mutilados. Fervéronme os ollos de tanto fender o sol. Fixen dos meus ouvidos insignia da xordeira, diante dos imbéciles do mundo que latricaban coma profetas farisaicos do mañá, do futuro, da “LIBERDADE”. Deixei que a xenreira de multitudes apodrecidas esnaquizaran os meus ósos e negueime a falar como protesta. Agora sigo na procura do que é meu; busco as miñas mans onde as deixáchedes: nos baldes do lixo. Eu -Raíña das samesugas e Virxe das mazás podres, que xorden dun edén, leprosería cheirenta,- pelexo coas ratas famentas, remexo nos urinarios públicos, nalgún que outro bolso de vella tola taxidermista e, sobre todo, procúraos debaixo das pedras, das que nacen arrepiadas cascudas, formigas e vermes. Eles saben amar a miña carne de mans cortadas, beben das miñas veas coma da auga fresca dun río e, aínda que me esnaquizan por cada trabada, alo menos, dánlle alimento ós seus fillos, irmáns meus tamén na cegueira”
Teño o sangre vermello,
aínda que teño pais,
só Son Filla das Miñas Obras.
Almas –se as tedes-, feitas con anacos de “Galería”,
Renuncio a vosa “ALTA SUCIEDADE” devaluada.
Non serei digna de nada.
Mais devolvédeme o que é meu:
Coñecedes o meu enderezo,
Vivo dentro da caixa dun Gaveau.
Desculpade se non vos abro,
ARRINCÁRONME AS MANS,
Un bo día que hoxe coma sempre
non tiven pase na “Alta Suciedade”.
Recuerdo, bien/ Aquellos “Cuatrocientos Golpes” de Truffaut/ y el travelling con el pequeño desertor,/ Antoine Doinel,/ Playa a través,/ buscando un mar que parecía más un paredón/ [...]/ Pido perdón/ por confundir el cine con la realidad.
(Luis Eduardo Aute)
CATROCENTOS CHANZOS Ó PAREDÓN
A mestura de noites e días
neste calendario en constante fibrilación,
vai deixando testemuño asmático
coas miñas mans pegadas neste vidro cadrado.
Cada día matan pombas e devolven cartas,
engaiolada nas xigantescas costelas
dun tempo a destempo,
feito de fume e anacos de celuloide.
Pido perdón, por bater catrocentas
veces contra a porta da miña cela,
por acoitelar catrocentas veces a Munch
na procura dun “Berro”
que fora para arrepiar ás bestas,
por tecer catrocentos versos velenosos
sen bicos de muller-araña.
Xa sinto a marea viva subir os chanzos;
Antoine Doinel,
Salomé, a túa irmá, pedirá a túa testa.
Xa está o meu cadrado afundindo no mar.
Tapáronme os ollos cun pano de vento,
os pés con aramio e as mans
coas patas coalladas de pombas mortas.
Colle as tesoirasd,
debaixo do gran farallón.
Morrerá, Doinel.
Córtalle a lingua ao crego
que quixo unha “entrada” no cine e
corre ó cadrdo onde afundirmos,
en catrocentos chanzos ó mar.
Non acendamos candeas
nin polo “Honorè” de Balzac,
nin polo de Pessoa,
nin por Novalis, nin por ninguén;
Que as fosforencias dos nosos ósos
arderán con máis forza
-Lume, poder igualador-
cando aquí non esteamos,
e voemos de volta
ao mar dos mortos.
Levemos un franco debaixo da lingua,
por se nos cómpre pagar a viaxe,
ou, se pola contra, nos prestan uns Gauloises polo camiño, Antoine, Mon cher Amie...
N’o xardín unha noite sentada/ Ó refrexo d’o branco luar,/ Unha nena choraba sin trégolas/ os desdés d’un ingrato galan./ Y-a coitada entre queixas decia:/ “Xa n’o mundo non teño ninguén,/ Vou morrer e non ven os meus ollos/ Os olliñis d’o meu doce ben.”
(“Cántiga”, Curros Enríquez)
PAREDE NÚA, MULLER ESPIDA
Unha muller esperta
nun pequeo estudio de aluguer.
Polas recantos John Lennon prega:
“Imagine all the people living life in peace”.
O soño que a seguía de fite en fite
no espacio de cera
eran olladas todas de papel:
“Dúas rapazas se bicaban na rúa Ostring.
A virxe broncínea dos mineiros choraba
entre lama e sangue cuberta cunha lona
para non escoitar os bombardeos
chegados de todo o mundo.
Non só morren os que son dinamiteiros.
Recorte dun periódico falaz:
Irak, neno sen extremidades.
Familia asasinada.
Os fillos da gran bretaña
Daránlle sorriso ortopédico.
Bush, Blair, Aznar unha foto
Para o Nobel do Sangue da cruz gamada.
Postais estúpidas dun mundo inféliz”
A muller non pode espertar
só quere encontrar un beizos
máis alá do póster nº vierundzwanzig.
“You may say I’m a dreamer”
Rachou coas paredes.
Só Lennon, as rapazas e a Virxe da Lama
Pudieron quedar.
E canto máis rachaba,
máis fungos había tra-la máxica cegueira;
máis rachaba,
en máis anacos quedou ¿vestida?
Abriu as fiestras e quixeron voar
os trebellos que emporcaban o seu soño.
Sentouse espida,
mirando as paredes da patria súa –o seu-,
chorou,
ninguén había: nin apertas, nin agarimos.
Saiu núa coma as paredes purificadas
a respirar o ar da que non era a súa terra.
Ergueita coma un mascarón de proa
só dixo o que tiña: o seu nome.
Decir espera es un crimen,/decir mañana es igual que matar,/ ayer de nada nos sirve,/ las cicatrices no ayudan a andar.// Sólo Morir permanece/ como la más inmutable razón,/ Vivir es un clavo ardiente,/ un ejercicio de gozo y dolor.
(Luis Eduardo Aute)
XANELA DE IDA
Cando xa non hai terra baixo os pés,
o ceo ardeu entre chamas
de tanto desexar a Deus,
ata o desexo asasina o máis mínimo pracer.
Tan só queda unha xanela que mira ao mar
onde nun tempo,
neste mesmo lugar,
unha campá avisaba aos nenos con tuberculose
nun sanatorio para irse bañar
onde “Outro” era director,
mais non fendedora de xanelas
con ollos de “xa, Nada”.
¿Qué quedaría de un de nós
se non pudiesemos chorar?
Os ollos caen da cara,
améndoas pesadas e agres,
nun foxo de auga apozada
na procura das bágoas
que o pescozo aforcado
dun pranto con xeito de agullas
sinte crebar dorido a cabeza das “Potestas”.
E non podo chorar.
No meu berce de tempo infindo
unha cóbrega quixo chuchar
o leite dos meus soños de neneza
e, vingativa, deu en devorar
o meu corazón, a miña voz, a miña alma.
Todo sinal de folgos, ¡que nun tempo tiven vida!
Eu sigo sentada fonte a miña xanela
na miña gabia parentética cunha Nada
e penso neste fogar de peixes esfameados
coas zapatillas ás que lle caen o nariz:
Movémonos como autómatas por pulsións vitais –para qué chamarlle “vida”-e, nesa orde, integrámonos coma soldadiños de chumbo nunha caixa onde un neno nos guarda, despois de xogar.
Algúns tratan de cravarnos as baionetas, empúrrannos coas culatas, acaríñannos o cocote coa fortuna do asasino de ruleta. Efectivamente, somos coma peixes que saltan dun a outro acuario. O cristal contennos e mantennos a salvo da REALIDADE.¿Seriamos quen de nos enfrontar a un verdadeiro vivir, con plena consciencia; onde non existisen mecanismos de defensa e a dor fose tan brutal coma nunca a chegaramos a coñecer?
Contéñennos felices na nosa mostraxe de vidro. Algúns son de auga fría e outros de auga quente. Pero todos teñen uns noxentos ollos saltóns indicadores do lixo que xa non lles colle dentro do corpo e séntese despedido das súas propias órbitas. Sé que soño, porque sinto a analxesia dunha vida ansiolítica e automedicada coma nun gran hospital, no que todos estamos febles e nos saudamos, pero sin nos dar de conta das nosas patoloxías. Ás veces, preguntámonos por educación, para que o outro non se sinta aínda más imbécil e tolo ca nós...Pola porta vexo
O Novo Mundo, no que canta unha serea. Unha vez soñei cunha cidade afundida
Pobres inxenuos, Todos imos no mesmo barco.