jueves, 2 de octubre de 2008

PURA MIERDA


Fumaba sentada en la cocina, pensando quién era la chica paliducha y delgada del espejo y qué debía hacer con ella. Una mujer de pelo teñido, si es pelirrojo, siempre tiene mala reputación. Sabía que aquella noche escribiría pura mierda, pero llevaba un colocón emocional que me impelía a vomitar por escrito. Cogí unas cuchillas del armarito de mi padre y me hice un relicario. Nadie da importancia al Credo que rige en las cuchillas made in Germany. Pero yo sé hasta qué punto he visto caer mis vidas en paralelo y cómo no he acertado a comprender que ninguna me pertenece. Bernardo Soares escribe en su cuarto mientras yo lo miro de espaldas a la vida. Soy una muñeca que se rige por pulsiones pseudovitales, apenas el sueño es de mi mundo. Soares sueña hasta cuando no sueña.Sueñe el mendigo como príncipe y el príncipe como mendigo. He naufragado en baños de sal y he mirado al sol con los ojos bien abiertos. Pero soy la sombra perpetua de un Peter Pan que se quedó encerrado en la cripta de las leyendas perecederas.Me queda flojo el sombrero de Soares y su aliento asmático demasiado estrecho. He visto correr la sangre por mis muñecas y mis versos manchados por el rojo de mis venas, pero eso no me hace más fuerte que un árbol caído.La sangre embrutece y perturba, porque lleva a una ataraxia donde desaparece el dolor y da lugar a la era analgésica. Embrutece hasta el angelicamiento, porque nos convierte en seres sin más pasión que la falta de ella. Yo puedo superar la delgada línea del miedo y el dolor y convertirme en un donna angelicata sin largos cabellos y un enamorado Petrarca. He rezado a las vírgenes y he pedido que la muerte me llevara, pero eso no me hace más santa de ninguna devoción. Aquí, en este paraíso de los idiotas, donde una camisa rota es una bandera, nos alimentamos con rollos de celuloide y lentes microscópicas.Porque el amor ya sabe a poco y ha perdido su sentido, es una palabra manida, casi obscena para declarar la posesión. Yo aprendí el lenguaje de las alondras, cuando alguna vez fui niña, allá cuando la muerte no era la sopa de cada día. Pero de tanto sorber la sopa, desconocí a los pájaros y me cortaron el vuelo, dejando dos muñones donde antes hubo alas. Yo soy una mujer hecha de barro y de algas, harta de los nenúfares y de los cisnes, que mete sus pies embarrados en la ponzoña de la noche enferma que supura dolorida por todos los hijos muertos. Puede que no sea hoy ni tal vez mañana, pero algo me dice que esa niña que huele a sangre y a pis se llama Lucía y que algún día aparecerá colgada de lo alto de una lámpara. Yo no sé hablar de lo bello que hay en el ser humano, para eso están los poetas, yo sólo escribo lo que le dictan a mi conciencia los negros pensamientos perseguidores. Fui una vez sirena y con mi cuerno convocaba a todos los seres de la naturaleza para ofrecer a nuestro Dios Menor el fruto salino que se escondía en los cabellos de la Hidra. No hay nada más triste que un columpio; un columpio es la posibilidad de una caída fatal.El columpio y la mariposa es la memoria de un fracaso, la una de un salto que no pudo ser, la otra de la belleza crucificada. Se llevaron a mi padre para ajusticiarlo, yo sólo pude cavar su tumba. Los soldados reían borrachos entre tiros y meadas por las paredes. Yo me adormecí sobre la cama de Soares y me despertaron los estertores de la muerte. Pessoa se desdoblaba como en la imagen de un vizco y llevaba en cada mano un trozo de pan y cuchillo. Si alguna vez he sido feliz, no me he dado apenas cuenta. Me apetece tomar una copa, pero no hay nada en casa. Tomaré las pastillas para dormir y me daré un baño.Y yo sigo aquí, fumando en la cocina, esperando la moda de las venas cortas o largas.

3 comentarios:

  1. es un placer volver a leerte Amiga.
    en estos campos de excrementos habitamos, siempre queda la pulcritud escrita, para mi eso te define en este caso...eres pura.
    besos.

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