martes, 27 de abril de 2010

HE PERDIDO EL TALENTO

Aunque, lo busque en los cubos de basura y meta las manos bien adentro, hasta que se me llenen los dedos de cucarachas y gusanos, es inevitable la pérdida de lo que nunca se tuvo. Estoy más ciega que nunca, porque no veo ni con los ojos de las entrañas y mi cuerpo se pierde en la inmensidad violenta de la noche que me trata como a una mujer de trapo que se ha caído en un charco.
No alumbraré al hijo nacido de la piedra, sino fetos amorfos que serán alimento de los gatos. Mi talento perdido,mi identidad sin DNI.
Me dejaron sola jugando a la gallinita ciega y vino el funesto mal a quebrar mi cerebro hasta que el sol se hizo negro. Un espeso líquido negro cayó de mi oído, mientras resistía las embestidas del funesto mal, pero, al mismo tiempo, podía escuchar como una música hermosa se desprendía de mi cabeza, de lo más profundo de ella y recordaba mi infancia entre frutos y flores, como una bella Ofelia infantil inmortal que chapoteaba en el Leteo.No pude recordar más, presa de un olvido somnoliento y doloroso que hacía latir mis sienes. He perdido el talento, mi identidad, mis sueños de fresca mañana.

lunes, 26 de abril de 2010

YA NADA ME SORPRENDE

En un mundo donde las putas mueren como grandes señoras y las grandes señoras como pobres putas, ya nada me sorprende. Haber perdido el talento es como a quien se le caen dos euros por un registro de la lluvia y tampoco me sorprende mi resignación. Si el cielo me quiso hacer una jugarreta del destino, habrá que coger al destino como a una gallina y, después de cortarle el cuello, desplumarlo por si quedara alguna pluma dorada. Pero ya no creo en las plumas doradas ni en el destino. Nada más creo en la iniquidad de la vidad, en su nocturnidad y alevosía.
Hoy he estado en el cementerio, donde había pequeñas tumbas. Niños muertos a los que el destino con su pluma les cortó el cuello. Envidié el silencio y la paz de los sepulcros, porque como morada última, creo que es lo único que el hombre ha hecho bien. Si perdiese la vida mañana, descalza y sin ropa, caminaría tranquila hacia la paz de los callados. El poder igualatorio de la muerte es devastador. Mi talento se diluiría como una gota de tinta en un vaso de agua y ya jamás me preocuparía el camino a casa. Las palomas no picotearían mis ventanas con sus diminutos ojos negros de alfiler y los niños no llorarían al nacer. Al mundo venimos desnudos y así de él me quisiera ir, tal y como llegué, sin pretensiones ni ambiciosas historias que siempre acaban en el váter de un pub vomitando. Ya no tendría lágrimas y podríamos cambiarlas por unas cuantas gotas de lluvia navegables que nos llevaran hasta donde marca la flecha. En un mundo donde la gomina y un traje es prerrogativa de distinción, yo me cago en los mortales de doble moral.

domingo, 25 de abril de 2010

POR QUÉ

A veces, no entiendo, por qué me dio "natura" el don de escribir, si luego se me niega como el agua a un sediento. Puedo escribir cosas con verdadero talento y auténticas mediocridades, pero nunca hallo el "aura mediocritas". En la fase en que me encuentro de pseudorreflexiones y psicología barata hay algo que hierve en mí con una fuerza inusitada: ver el propio talento rebajado a la mezquindad. Yo sabía hablar de mundos perdidos y futuros, del hombre-lombriz y del tahúr objetivo del asesinato. Yo hablaba de bellas miserias y la miseria me ha corrompido. La cotidianidad me ha hecho una herida que sólo supura versos manidos, frases hechas y revelaciones de falsos profetas.
Demasiado peso sobre mis espaldas, demasiadas soledades y noches sin dormir. Ahora, aquí sentada, entre el humo de mi Ducados Rubio, veo pasar, montados en demonios, pensamientos escalofriados que huyen del hervidero de mi cabeza. Si para esto nací, dadme, cielos, un poco de paz, de lo contrario llevad mi cuerpo donde las alimañas me devoren, que yo daré cuenta de las faltas de mi alma ante Dios.

martes, 20 de abril de 2010

MUERTA

Me oías decir
Que ya no quería estar viva
Y yo, pobre de mí,
No sabía que ya estaba muerta.

Tú te hacías escalada por mis braquets,
El gran equilibrista en el alambre y sin red
Que no sabía distinguir entre “sexo-seguro”
Y “seguro-sexo” ante la niña Virginal.

Yo creía que aquello era “vivir”:
Pulsiones vitales, sensaciones, emociones...
Y no hacía más que perderme
En el campo electrificado de los sentimientos.

Sentimientos que olían a pollo quemado,
Sentimientos derivados de opiáceos,
Sentimientos de plástico y perro de aguas,
Pensamientos deshechos en aquellos sentimientos.

Y estaba muerta y no lo sabía.
Me cosieron la boca con bramante
Y echaron mi cuerpo al río.

TIERRA

Paseo con las piernas de chicle por un parque marchito que se le ha olvidado al Ayuntamiento. Las verjas oxidadas están cubiertas de hiedra trepadora y arbustos. Un perro ciego me huele y se me acerca. Mal lazarillo sería yo que tengo ciegos los ojos de las entrañas. Acaricio al animal y nos sentamos, tal vez un buen momento para "Adagio" de Albinioni.
Un fuerte olor a lejía me irrita la pituititaria y me hace llorar. Tengo el corazón marchito y otoños y otoños pueblan mi alma como en una pesadilla inexplicable. Sólo me quedan un lápiz, tres pitillos y una moneda monegasca que encontré en el suelo.
El perro es un saco de huesos yo uno de desilusiones y pérdidas. Se marcha con la cabeza erguida, oliendo la tierra del morro. Yo quisiera hurgar en la tierra, cavar una fosay dejarme dormir en ella. ¿Qué soy más que una muerta en vida?

viernes, 16 de abril de 2010

DIOS MÍO, ¿POR QUÉ ME HAS ABANDONADO?

De nada me sirve ya rezar. Mis pecados me han condenado. No existe la salvación y yo, aquí, acurrucada tejo oraciones extrañas en una lengua y un credo que me es ajeno. Dios se ha ido con la Conferencia Episcopal y se ha olvidado de los que tenemos los pies llenos de arena de tanto buscar en el desierto. De qué me sirve rezar. El vino se ha vuelto agrio y la hiedra oculta Santiago. Corté mis cabellos como ofrenda y nadie vino a recogerlos. Planté semillas de esperanza en la tierra estéril y nada germinó. Escribo como una beata enferma de melancolía y nadie sabe que por las noches bebo largos vasos de whisky en los que perderme para recobrar una risa histérica que se funde con "Porgy & Bess" y yo me diluye como el hielo en la copa buscando noches más alegres. De qué me sirve rezar. Me robó la inocencia un golpe de viento y mis ilusiones quedaron empapadas como papel en un charco. ¿En qué oficina se reclama la inocencia robada? He crecido sin mis "pensamientos alegres" y, sin embargo, he volado de horror. El miedo te dispara como una bala al aire, pero nadie te prepara para la caída. De qué me sirve rezar, si Dios está echando una partida de pócker con el diablo y sabe que va a ganar esta mano. Me pregunto qué se apuestan: ¿mi vida?, ¿mi alma?, ¿mi muerte? Lo que no saben es que yo juego al pócker con la muerte y voy perdiendo todas las cartas...