martes, 20 de abril de 2010

MUERTA

Me oías decir
Que ya no quería estar viva
Y yo, pobre de mí,
No sabía que ya estaba muerta.

Tú te hacías escalada por mis braquets,
El gran equilibrista en el alambre y sin red
Que no sabía distinguir entre “sexo-seguro”
Y “seguro-sexo” ante la niña Virginal.

Yo creía que aquello era “vivir”:
Pulsiones vitales, sensaciones, emociones...
Y no hacía más que perderme
En el campo electrificado de los sentimientos.

Sentimientos que olían a pollo quemado,
Sentimientos derivados de opiáceos,
Sentimientos de plástico y perro de aguas,
Pensamientos deshechos en aquellos sentimientos.

Y estaba muerta y no lo sabía.
Me cosieron la boca con bramante
Y echaron mi cuerpo al río.

1 comentario:

  1. ¿qué más da que estemos muertos (que lo estamos) mientras sigamos soñando que estamos vivos? el sueño vale más que lo otro, no hay otra vida que este sueño

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