sábado, 23 de abril de 2011

NO HAY NADA


No hay nada. Sólo ese silencio que precede a las tragedias.
Yo dibujo niños ahorcados a los tres años.
No hay nada. Sólo silencio.
¿Acaso se le puede pedir algo a la vida?
Sólo que nos dejen en paz camino del último día.

No hay nada. Sólo silencio.
El silencio de los mataderos.
El silencio de los velatorios de cuerpo presente.
La ruina del yo contra el otro en un mutismo revelador
de que realmente no hay vida más allá de los cordones de nuestros zapatos.

Somos soledades compartidas
que tienden a intoxicarse de un yo
que no es más que el reflejo de un muerto en el espejo,
porque ya hemos sido,
ya no somos
y el juego de alteridad
no es más que otra necesidad del hombre
para sentirse menos solo.

No hay nada. Sólo silencio.
Alteridad,
asesinos del ego
en el buen nombre del otro
que creemos que nos ocupa.

Figura sobre fondo.
Animales furibundos en busca
de una carne ajena que devorar.
No hay nada. Sólo silencio.
La commedia è finita.
Que los bailarines se quiten sus máscaras
y clavemos un cuchillo en nuestro brazo...

Veremos cómo la sangre no ha de ser de Otro.

Lucía (de) Fraga.

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