martes, 4 de octubre de 2011

LOS HIJOS QUE NO TENDRÉ

Esta noche siento como nunca mi cuerpo estéril,
ese mismo cuerpo que sólo puede engendrar monstruos
y dejarse a merced del tiempo y del olvido.
Porque, como tú bien sabes,
jamás podré tener hijos.

En mi dormitorio, hay una cunita blanca
que yo trato de mecer a la hora en que los adultos escapan,
pero algo hay que la sujeta con fuerza al suelo
y no me deja moverla ni un ápice de su sitio.
Soy una madre artificial y mecánica como una máquina de coser.

Puede que nunca le vea sonreír, imposible verle crecer
en este estúpido sueño con el que me despiertan mis propios gritos.
Grito y lloro silenciosamente amordaza con un almohadón
para que mi niño no se despierte asustado y solo.
¿Adónde vas criatura sin piernas ni brazos?

Su cuerpo lo dibujé en las nubes
y puse a disposición del Todopoderoso su alma.
Me devolvieron un montón de cristales rotos
que colocados en mis manos
regaron de sangre la tierra.

Sé que nunca podré tener hijos.
Nadie habrá a quien yo pueda enseñar y educar
sobre la sombra de los sauces.
Pero déjame que la cunita se mezca
que yo sabré mantenerla a la deriva.

Lucía de Fraga.

2 comentarios: