domingo, 30 de octubre de 2011

TÓPICOS DE UN TIEMPO QUE VIVIMOS

Un día te despiertas y ya has pasado los treinta.
El espejo te dice una verdad que no quieres creer,
pero, ciertamente, ya hemos dejado de ser niños.
Se acabaron los columpios y las rodillas sucias.
Sólo sientes que la vida te ha tomado el pelo.

Tu infancia fue un relámpago
que se llevó los juguetes a arreglar
y nunca más volvieron.
Y ahora estás aquí
como un intruso en tu propia vida.

Los cuentos de hadas eran todos mentira;
estás sola y has besado a demasiados sapos.
Todo tiene un gusto rancio
que suena a canción repetida,
porque esta historia ya te la habían contado
(aunque tú no te creías que te iba a  tocar).

Ahora eres tú protagonista de esa vieja retahíla:
No, ya no somos niños, ese tiempo se fugó
con tus sueños de súper héroe.
Despierta de una vez
que las horas se marchan para no volver.

Una vez fui pequeña, diminuta como un guisante
debajo de la cama de una auténtica princesa.
Me pinché los dedos con una rueca
y caí en un largo sueño.
No, ya no somos niños.

Puede que nos hayamos hecho mayores
sin darnos casi cuenta.
Quemamos etapas y las etapas nos quemaron.
¿Sabes qué te digo?
"Sana, sana culito de rana".

Lucía de Fraga.








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