martes, 11 de septiembre de 2012

LA VISIÓN DE PABLO MÜLLER DEL POEMARIO "NOSTALGIA DEL ACERO"

Les invito a que se paseen por el blog "Papeles de Pablo Müller" de Javier Bermúdez Valencia que ha tenido la deferencia de escribir el siguiente post: (dirección del blog en "etiqueta", al final de la entrada)

NOSTALGIA DEL ACERO DE LUCÍA DE FRAGA

(por Javier Bermúdez Valencia)




A Coruña, agosto de 2012 por Pablo Müller

La poesía de Lucia de Fraga es firme y sólida como el acero. Su voz metalúrgica se acerca decidida a los versos en Nostalgia del acero, Los libros del caracol, Follas Novas edicións, pagando el correspondiente precio de rabia y soledad “a la caricia del verdugo antes de dormir”.
Pero sólo los necios confunden precio y valor, rabia y sarcasmo.
Las “niñas rotas” se incorporan al “paraíso de los idiotas” desde un refugio del dolor: “desaforada”, “desnuda”, destrozada en busca del “descanso de la arena” tras el poema.
“…demando a dentelladas del pasado
lo que por derecho el tiempo me debe.”
La poesía de Lucia de Fraga abarca la necesaria identidad:
 “Hace días que confundo las ventanas y los espejos,
porque ya no recuerdo haberme visto
en ninguna parte.”
y el control de la vida propia: “Cortar la baraja con mi mano de cuervo”, el control mediante el combate: “Yo he tenido un patio de armas dentro del cuarto de baño” y sus heridas: “la caricia heredada de la aguja”, “Las brújulas que corren por mi garganta”. Imágenes poderosas y rotundas, con un lenguaje exprimido para el asombro:
“Alumbraré al hijo fruto de la piedra”
La soledad y el castigo de los hoteles: “con la misma ternura que pondría una madre suicida.”, hoteles donde duerme un cuerpo castigado a ser cuna de las cicatrices del otro: mi cuerpo ha sido castigo, / cuna dulce de tus cicatrices,” “una mano tuya es una pezuña de cerdo” y “por eso un abrazo tuyo / es como de ángel con alas de cemento” pero ángel, vencido por el peso pero ángel.
Los hospitales y sus habitaciones de angustia: “No tengo más forma que la de un agujero.”, la estirpe: “los mitos y los padres jamás deberían caer.” El peso de la herencia de la familia:
“Me pesan todas las generaciones,
las pasadas y las que están por venir.”
Y la falta de esperanza:
“Mañana ya no será otro día,
sino uno menos”
Un necesario paso para iniciar la búsqueda de otra esperanza, aunque tenga otro nombre como metal, acero o carcajada.
Muchas gracias Lucia.

A Coruña, agosto de 2012 por Pablo Müller


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