viernes, 31 de agosto de 2007

NOSTALGIA DEL ACERO

EL ASESINATO

Yo aprendí a hablar con una piedra en la boca,

cuando el mundo era un eterno desfile por brazos desconocidos

y las almas se deshacían dentro de puños violentos.

Me acostumbré al silencio y a la hipnosis de los relojes.

A la caricia del verdugo antes de dormir.

Del hacha comprendí

que las heridas más dolorosas no se abren en la carne.

Y aunque mi grito se fue haciendo anónimo,

cuanto más crecía,

más eran las manos que cercaban mi cuello.

Comencé a caminar de noche,

convencida de que la sombra era un escondite para ciegos.

Di mis primeros pasos a oscuras

y mis primeras palabras fueron para el reflejo de una ventana.

Pero un día me escapé y corrí hacia el sol.

Dicen que hay niños que traen un pan debajo del brazo.

A mi me robaron el pan:

yen su lugar

puse un cuchillo.


PRIMERA SECCIÓN: DERECHO A RÉPLICA.

DOLOR DE NIÑA-MADRE

He sido una madre silenciosa de mi propia niñez.

Me he acunado sola

cuando las manos de la madrastra

me tiraban por el suelo

y la luz era una nube mortal.

Cuando el amor era una bofetada,

cuando el amor era una paliza y yo

una niña que lloraba con las piernas meadas.

Hoy respiro el olor de mi propio cuerpo,

estrujo los pechos de mujer

que coronan una madurez rancia

iniciada en los ojos de antesdeayer.

Desnuda ante el espejo

revivo el dolor de la carne.

ME muerdo los brazos,

me abofeteo la cara

y golpeo los puños contra el duro cristal

que separa los continentes helados.

Soy la sombra perpetua.


LA NOCHE DE MI CUERPO.

He visto el rostro de mi madre llorando,

reflejado en el suelo.

Me he asomado a la ventana

y me he vuelto lluvia que cae

sobre la ciudad insomne.

De noche pierdo por completo

la noción de mi cuerpo

y, poco a poco, me incorporo

a este paraíso de los idiotas.

La calle tiene un extraño color de gato nocturno

que casi no me deja reconocer

mis manos mezcladas en la niebla.

Estiro los brazos

por encima de los laberintos de hormigón

con el mismo vuelo que alzan mis manos

sobre los recuerdos.

El tiempo se despereza en esta noche

que es la noche de mi cuerpo

sobre la ciudad mojada.

Caen a raudales las aguas dormidas

que recorren los laberintos de cristal,

ciudades que sueñan dentro de una bola

que guarda la nieve del invierno

sobre las estancias durmientes.


AYER Y HOY.

Desde lo alto de mi cuerpo de pájaro,

descubro presencias perdidas,

estúpidos paseantes

que han olvidado su nombre.

De niña te llamabas Ía

y la noche tenía la vertiginosa

caída de un columpio chirriante.

Dabas vueltas

por el mero placer

de que todo girara en torno a t

i y el violín era un trampolín

que iba de la música a tu cuna

para darte un beso de buenas noches.

Hoy, sólo soy un cuerpo sin sueño que camina hacia el matadero.


AL PIE DE AQUELLA ROCA

Sabes que detrás de mi

hay una sonrisa que sí existió

y siento esas campanillas

que acuden a mi cabeza

cuando pienso en esa infancia

que descuidó la memoria.

Tiene toda la fuerza de las noches azules,

de cuando me sentaba

al pie de la roca de los sueños

y dejaba que el viento me arrastrase

las lágrimas de la frente al pelo.


ALEGRÍA DEL MUTILADO

Algunos niños sin cabeza

juegan a la pelota

delante de tu puerta.

¡Qué buena es la guerra

que les arranca los brazos

y les da la alegría del tullido

con piernas ortopédicas!


LA PIEDRA REDONDA

Contemplo sobre mi mano,

la redondez de una piedra

que es como el mundo

sobre el vientre de un bebé

que duerme.

¡Que nadie lo mueva!

¡Que nadie lo mueva

que es mi hijo con su vida!

La vida es redonda como una piedra.

Hay que mirarla como a una virgen

que se desnuda en silencio.

La vida es redonda y suave y lisa

como una piedra.

Mi hijo

nació con ella sobre el vientre

y sube y baja mientras tiene sueño.

La vida es como una piedra, que algunos nos empeñamos en atarnos al cuello.


SATURNA

Saturna.

Satuuurna.

La madre desaforada

corre desnuda sobre las rocas.

Se destroza los pies

que no encuentran

el descanso de la arena.


CANCIÓN DE CUNA PARA DOS NIÑAS

Hay dolores que se inician

en el dibujo de un cuento de hadas

y terminan en unas medias negras

con un par de agujeros.

Soy aquella que ni es niña

ni quiere ser mujer,

porque demando a dentelladas del pasado

lo que por derecho el tiempo me debe.

¿Dónde está el precio de las niñeces arrebatadas?

¿Dónde está la corona de flores donde respira hoy la de espinas?

Hay momentos en los que imagino

que duermo entre mis propios brazos

y mi boca busca la cara de la niña

que sostengo.

Le canto al oído dulcemente

y siento su respiración caliente contra mi cara.

Las dos nos acunamos.

Pero se rompe mi sueño,

cuando descubro una muñeca rota en el suelo.


EPITAFIO

Padre,

los dos hemos llegado tarde:

tú a salvarme y yo a pedirte socorro.

¿Por qué no le cortaste las manos a mi madre?

LA SOLEDAD DEL ARTISTA

Hace años leí un verso de Luis Alberto de Cuenca que decía: “La nostalgia es un absurdo pasatiempo”. No creo que alguien pueda llegar a estar más equivocado: la nostalgia es el único pasa-tiempo. Si releyésemos más a menudo a los poetas, nos daríamos cuenta de que no hay una sola obra escrita que no haya nacido de una conjunción de soledad y recuerdo; en suma, de la nostalgia. Pero la nostalgia es un sentimiento y, si hacemos caso del adagio becqueriano “Cuando siento, no escribo”, la obra no puede brotar si no de la “acción”,aunque ésta sea resultado de un pasivo abandono.

Pessoa, que renunció al mundanal ruido para convertirlo en poesía silenciosa, únicamente demandaba dos condiciones para escribir: soledad y sosiego. ¿Cuál es, entonces, la clave del artista? Me resulta curioso pensar en la soledad pessoana envuelta en el tumulto de la ciudad lisboeta. Realmente, Bernardo Soares supo hacer del abandono voluntario una forma de expresión con la que canalizar su íntimo universo. La idea era hija de la sensación, de la vida “externa”,pero maduraba en su prosa desasosegante a través del fino cristal de la nostalgia; de aquel que siente el exilio como un deber encomendado y como estado permanente de la conciencia.

Estoy convencida de que la soledad es una forma de vida en ocasiones extraordinariamente productiva, pero, además, la única vía para el artista; sólo mediante la aprehensión personal de la realidad podemos expresar nuestro más íntimo “yo”. El texto nos vuelve egocéntricos –que no egoístas-, porque toma al sujeto como centro del que emana la percepción del mundo, “nuestro mundo”,nuestra expresión particular de él. Siempre se escribe a partir de un recuerdo. La instantaneidad perece constantemente en el arte, del mismo modo que se renueva en el lector –aparentemente-.

La insoportabilidad de la existencia en solitario no deja de ser más que otro estímulo para volcarse en las letras, en las emociones, en esa vida exasperada que viene dada en “latas de conserva” llamadas libros.

¿Nace libre un artista? ¿Es, en caso negativo, un ser antisocial e irascible? Podemos pasar del tópico a la originalidad más pasmosa de un plumazo. Creo que la antigua pose del poeta en su torre de marfil está ya demasiado desfasada; sin embargo, ¿puede alguien dudar de la legitimidad de nuestros propios recuerdos? No se trata del típico autobiografismo barato que huele a primerizo, sino hay que asumir que, como en todo proceso de alumbramiento, es necesaria la intimidad previa de las soledades compartidas: el solitario y su destino. El planteamiento de Pessoa bien podría ser una elección , o bien un castigo. Quizá, ambas cosas: pecado y penitencia cogidos de la mano.

jueves, 30 de agosto de 2007

DESDE MI BALCÓN A TU TERRAZA

Los días se van yendo más deprisa en agosto como agua diluída en azúcar. Ahora mismo estoy escuchando Autum Leaves de Miles Davis y casi es un alivio este estado de dejdez y desentedimiento de la vida que me lleva por las ventanas buscando tu cara como si yo fuera un animal enfermo. No sé si te conté que en Alemania tenía un hermoso balcón, el de los pecados. Cada tarde, hacia las cinco me ponía en bikini a comer fresas y sandía y se provocaba una revolución con la "mädchen" del primero. Con mi delgadez extrema, mi palidez y mis cabellos negros parecía una heroína gótica. Por las noches, a pesar del frío, salía a fumar junto a Lisetta, una gata blanca que dormía en el suelo. Las noches eran serenas en verano, pero yo pedía con fuerza volver a casa como Judy Garlan y sus chapines de rubíes en busca de compañía. Tu terraza, sin embargo, invita al sosiego. A fumar un pitillo lentamente toda la noche, mientras Charlie Parker va desnudando el alma. Toda salida tiene algo de íntimo y exhibicionista al mismo tiempo. Me imagino descalza por tu terraza, fumando despreocupada, mientras tú buscas algún tesoro en mi pelo.

Asi soy yo

SANTIAGO TENA

Si la palabra "Amor", tuviera un rostro ésta sería sin duda la de Santiago Tena. Su Blog, www.tenasantiago.blogspot.com, que recoge sus artículos de ABC, es buen manual del Ars Amandi
que va de los más carnal a lo más evanescente de las pasiones humanas. Cercano, amante y amado, sus palabras son como cera ardiente que se consume en una inmensa llama de luz que es siempre esperanza incluso en las cenizas.

LOS ABISMOS DE LA ESCRITURA

Hay una imagen de un joven Leopoldo María Panero citando a un autor francés en El Desencanto que resume por completo la tragedia del artista en persecución de su identidad: “Yo me destruyo para saber que soy yo y no todos ellos”. Tal vez fue Dartau quien lo dijo, pero en boca de un poeta autodestructivo esta cita abre con el dolor la gran antesala del goce literario. El dolor es la forma más tangible de reconocernos y la autodestrucción artística el primer boceto que separa la emoción de la analgesia.

En más de una ocasión he discutido con artistas y teóricos. El Arte se identifica con el dolor porque se separa de la anestesia común del colectivo sonámbulo. Si al nacer conocemos la luz, es porque previamente hemos vivido en la ceguera, del mismo modo que tomamos consciencia de nuestro cuerpo a través del dolor, de la enfermedad. Sólo reparamos en nuestros manos, cuando un insidioso corte nos abre el dedo. Es un ejemplo de pura reacción, como también lo es la emotividad en Arte: un choque de experiencias opuestas que en contraste somos capaces de nombrar. Si no, ¿por qué dice Panero que “todo goce empieza en la autodestrucción”? Porque el dolor nos individualiza ya que sólo nosotros lo sentimos. Nos podemos compadecer o solidarizar, pero nunca nos haremos dueños de las emociones ajenas. La felicidad se vende ,a veces, como una droga que idiotiza a base de carcajadas despersonalizadas y, he aquí, que mi “yo” se confunde con el de todos ellos y “yo” ya no me distingo dela cacareante masa histriónica.

Hasta que el primer anatomista no diseccionó un cuerpo, no lo fraccionó, no lo “destruyó”,el mundo vivía en la ceguera de la superstición y el mito que era puro axioma. El arte nace de la disección de las emociones que contrastan, que se oponen y toma identidad cuando se apropia de una “destrucción” reconstruída. Tal vez sea la “voluptuosidad del autorreproche” de Wilde el que nos lleva al regocijo del dolor,o, tal vez, la purga agustiniana. El arte es una tortura del alma que camina en los límites de lo horrible y lo sublime, la salud y la locura, el sofisma y la verdad. ¿Por qué esa recurrencia mítica al suicida romántico? Toda obra es nacimiento y muerte de una idea, el autor es tan sólo un asesino a sueldo de su talento, un penitente eterno, sin redención posible, porque aunque hable de la felicidad, lo hará desde su conocimiento experimental del sufrimiento, de su propia autodestrucción para autodenominarse e identificarse como individualidad pensante, ajena a la multitud que ensordece las voces. Él lo supo ver en su desasosiego y por eso dijo: “Para comprender, me destruí”-Pessoa.

Achtung! Fraga Perigosamente Reactiva

Achtung!: Fraga perigosamente Re-Activa

Lucía Fraga

A Luis Eduardo Aute

e os meus irmáns maiores por descubrirmo,

cando só había dous canles de T.V. e Mavi me puñía “picar” no taboleiro de corcho, cando xa estaba “perigosamente re-activa” na “Guardería de San Fernando”

(Santiago de Compostela)


Enemigo de la Guerra/ y su reverso, la medalla/ no propuse otra batalla/ que librar al corazón/ bajo el paso de una Historia/ que iba a alzar hasta la gloria/ el poder de la Razón.../ Y ahora que ya no hay trincheras,/ el combate es la escalera/ Y el que trepe a lo más alto/ pondrá a salvo su cabeza/ aunque se hunda en el asfalto /La Belleza...

(Luis Eduardo Aute)

Willkommen, bienvenue, welcome!
Fremde, etranger, stranger.
Gluklich zu sehen, je suis enchante,
Happy to see you, bleibe, reste, stay.
Willkommen, bienvenue, welcome

Im Cabaret, au Cabaret, to Cabaret

A Pepe Isbert, Manolo Morán e Luis García Berlanga.

“Willkommen, bienvenue, welcome
Im
Fraga, au Fraga, to Fraga

A ría naceu ao tempo dunha nena

dentro do ventre morno e pel lene

dun figo, nai doce,

con húmida semente vermella,

agarimosos e minúsculos abrazos

que fixo da súa carne de froita,

finísimos corpos de luz en pingas saborosas.

Cando a froita madureceu,

o seu corpiño recén parido,

agromou na terra unha Fraga fermosa,

e á beira da ría cantareira

unha cativa espida.

Mais, primeiro chegaron

soldados americanos con cranios de cascuda,

artellos de araña e baionetas de cangrexo.

Arrincáronlle os ollos á Fraga,

multiplicando aquela maldita especie estranxeira.

A negrura chegou desde as Insuas e os pés escravos.

Baleiros de sangue e alimento,

carpiron as Cariátides nas cuncas ócas

un pranto seco de pedra inmóbil.

Fenderon rochas e cons para gritar o seu remorso: “a-sa-si-nos

¡Y que hable la niña!:

(a nena non podo falar,

porque aínda está dentro do figo

no que naceu)

Despois, colléronnos polo nariz

e aplicaron un arco prohibido

na nosa pituitaria.

Arbitraxe de “impureza”

sobre a nosa pureza.

Mais, desde o Hades,

Abríronse as comportas

da presa esfameada de caudal

coma facían as pernas de aló arriba,

no país do fume, do opio de contrabando,die “american” Cigaetten…

Coas pálpebras escuras,

Os ollos de Pavo Real real

revirados polo propio oprobio.

Corpos estragados por suores primitivos,

enriba das mesas do mármore frío

do Cabaret dos mortos en vida.

¡Y que hable la niña!:

(a nena non podo falar,

porque aínda está dentro do figo

que non a alumou)

Escóitase o se quebrar das enbracuxadas gorxas,

máis quen decapita un tulipán polo medio

coa punta dos dedos, en silencio, ata se facer dano.

¡Y que hable la niña!:

(a nena fíxose muller e convertiu o seu corpo en frondosa figueira para dar máis Luz e Palabra a Fraga)

É o ruxido da Fraga doente que quer ver,

paseniño,

cos ollos nun prato,

quen cuspiu na súa orbe baleira,

quen esqueceu dentro as derradeiras cabichas fervendo.

É a nosa Fraga que quer unha pruma eun coitelo.


Voy buscando la razón/ de tanta falsedad, / la mentira es obsesión/ y falsa la verdad./ Qué ganaran, qué perderán/ Si hasta los dioses caerán /Es más fácil encontrar/Rosas en el mar...

(Luis Eduardo Aute)

ANINOVO EN DACHAU

Meu Amado Jorik:

Marchou o Nadal,

como un neno salvaxe,

sen tan sequera, poder bicar á miña nai,

antes de volver a dor ubicua,

dos menceres de neve.

Sen nada no frigoríco, esfameada de soños.

deixáde que o meu corpo retorne o po,

Et Polvi Et Urbi,

o mundo soñe unha Ofelia navigante.

Cadáver exquisito,

Onde volvan froitos e flores.

Os corvos esnaquizaron

a miña roupa posta a clarear.

Non teño fío. Non teño outra cousa

para coser

que non sexan as miñas veas.

Polo tren adiante,

Escoitaba panxoliñas

un vintecinco de decembro.

Laiaban ao meu arredor

ás nais separadas dos nenos.

Pero eu tiña no colo, o noso meniño,

nado cun vento:

“ea-ea-ea, para mortos e tolos acabou esta guerra”,

“ea-ea-ea, ea-ea-é para estarmos ledos eu xa me matei”

Espíronnos a todas e cortáronnos o pelo,

Pero non lles dei o noso meniño nado dun vento.

¿Onde irán os fillos mortos

neste mundo que é un inferno?

Os nenos van o ceo. O limbo, que existe,

é o paradiso dos idiotas.

Eu son idiota. Por iso escoitaba panxoliñas

aquel vintecinco de decembro.

Non teño cabeza. Non teño outra cousa

para pensar

que non sexa este vulto que me pende

do pescozo.

Herr Professor Mengele, en Aninovo,

non parou de apretar os cranios

das xemelgas Vukusic e Fraga.

¡Eu non quería ganso!¡ Eu non quería que me fixesen Peixe!

Aquela carta non estaba ben firmada,

Porque a Viena nunca chegou a Primavera.

“É mellor non dicir nada”- dixo.

Deixei a mina alma cando cheguei a Leibnizstrasse:

vin pasar enfermos, vin inxustizas, vin ata miña propia testa

nunha pica e xente a rir a cachón.

Non teño vergonza. Non teño outra cousa

para me espir que non sexa a verdade;

a que dá medo,

porque a miña roupa lévarona os corvos,

porque non tiven fío para os buracos dos inocentes

porque fun idiota para sobrevivir,

porque non quero ser mártir de máis guerras.

Arrincada do corpo que só é

o da estraña Frau Fraga

apareceu a súa testa

cun colar de agullas

por cada día non vivido no pescozo.

Caeu diante da tiroteada Rathaus,

afogada no fermoso lago Kleiner Kiel,

preto da Deutsche Bank.

O mundo precisa de Ophelias,

Pois déamoslle o mundo o que pide.

Sen mártires, sen virxes mutiladas,

sen víctimas de carne e óso.

Só teño que remexer ben a miña terra,

Amado Djorik,

Bicar a túa boca a deshora, como todo o que fago,

Afundir nas augas do Leteo o meu irmán, Hamlet,

E asasinar os ladróns que viven preto de Dinamarca.

Algo cheira mal preto do Báltico


Mi boca/ besando tus labios incendiados,/ se dispone a beber en tu copa de polen y licor/ Y entre zumos y zumbidos de olas y alas/ libidinosamente libar el néctar/ de la flor de tus mareas....

(Luis Eduardo Aute)

MULLER DE LINGUA BÍFIDA

Queríamos unha cerimonia sinxela,

sen testemuñas nin replicantes.

Tan só O Noso Credo na memoria

E as mans ben collidas.

Dixemos sen preguntas.

Nin unha palabra: estabamos dispostos:

Tiñamos O VERBO e o Sangue,

sería meu.

O reloxio que marcara

as posicións da lúa

caeu o chan:

¡¡¡* * * * * * * * * !!!

Abriuse a noite polo vidro

e fuxiron en anacos

os soles e as estrelas durmintes

durante máis de dous séculos.

(...)

“Lectura dalgún Evanxeo”:

¿Qué quedará das terras polas que andei?

Pedras na Memoria

A lúa tinxiuse de verde

como a cor da miña pel.

Tragara un home de metal

que me fendera a lingua

en

dous,

Antes do que Nun Principio era Todo...


Veo que es la prueba más veraz/ de que todo es mentira. Esos rostros ya no llevan nuestros nombres,/ son dos máscaras perdidas en la noche,/ pero QUEDA LA MÚSICA...

(Luis Eduardo Aute)

A Emilio Fraga Lago, Máximo Fraga Irure, médicos e músicos, Amparo Fraga Irure, profesora de canto e piano, In Memoriam, e ó meu pai, Máximo Fraga García-Armero para quen non tería espacio suficiente xamais.

GAVEAU (Paris)

Nunca gostei dos raquíticos pianos ingleses de parede,

porque eu tiña o meu lugar a carón das pernas do meu pai

trala caixa máxica do Gaveau, no París de Nunca Xamáis.

Souben da lingua dos homes nun mencer demasiado cedo,

mais a miña boca precisaba das sonorosas cordas daquel piano

que noutros séculos tivera dous candeeiros

e non dous buratos tupidos con anacos de madeira

por onde os meus dedos pequenos comezaban a soñar

con Tristesse, Romanza sen Palabras e Soño de Amor.

Quixéronnos estragar:

mancáronnos andazos de caruncho,

mestres de Conservas Oficiais.

Non eramos bonitas.

Pero tiñamos ímpetu.

Non estudabamos ó xeito que compría.

Porque tiñamos espírito.

O Gaveau perdeu unha octava en afinación.

Eu rematara con obras superiores ó meu grao.

Pero as doutoras Guillotin non perdoan:

cortáronme as mans,

por non ser princesa de Sangue Mistol.

Esa noite tinxíronse de azul todas as “Pezas Fáciles Para Piano”

E puiden ver en vellos daguerrotipos a voar como cirros

sobre o sangue dunha Conklin Cushom esfolada no corenta

todas as mans que pasaran polo marfil e o negro castrado.

Vin o mestre Lago a carón do seu amigo Gayarre no Covent Garden.

A súa barba e o reloxio a marcar de seguido as posicións da lúa.

A tía Amparo ría e cantaba un Nadal a súa panxoliña.

O avó acompañaba ó meu pai –un cativo de pernas longas- ó violín.

E papá: “Levanta unha perna pichuleta, levanta unha perna pichulá”,

Pichuleta apoiada á pata do Gaveau, erguía a perna co Eterno Chupete na boca .

Achegueime as escuras, toca e cega, ó ventre do gran París a durmir:

“Busco as miñas mans perdidas na cidade. As mans que me arrincaron o día que decidín que máis nunca as precisaría nun mundo de mutilados. Fervéronme os ollos de tanto fender o sol. Fixen dos meus ouvidos insignia da xordeira, diante dos imbéciles do mundo que latricaban coma profetas farisaicos do mañá, do futuro, da “LIBERDADE”. Deixei que a xenreira de multitudes apodrecidas esnaquizaran os meus ósos e negueime a falar como protesta. Agora sigo na procura do que é meu; busco as miñas mans onde as deixáchedes: nos baldes do lixo. Eu -Raíña das samesugas e Virxe das mazás podres, que xorden dun edén, leprosería cheirenta,- pelexo coas ratas famentas, remexo nos urinarios públicos, nalgún que outro bolso de vella tola taxidermista e, sobre todo, procúraos debaixo das pedras, das que nacen arrepiadas cascudas, formigas e vermes. Eles saben amar a miña carne de mans cortadas, beben das miñas veas coma da auga fresca dun río e, aínda que me esnaquizan por cada trabada, alo menos, dánlle alimento ós seus fillos, irmáns meus tamén na cegueira”

Teño o sangre vermello,

aínda que teño pais,

só Son Filla das Miñas Obras.

Almas –se as tedes-, feitas con anacos de “Galería”,

Renuncio a vosa “ALTA SUCIEDADE” devaluada.

Non serei digna de nada.

Mais devolvédeme o que é meu:

Coñecedes o meu enderezo,

Vivo dentro da caixa dun Gaveau.

Desculpade se non vos abro,

ARRINCÁRONME AS MANS,

Un bo día que hoxe coma sempre

non tiven pase na “Alta Suciedade”.


Recuerdo, bien/ Aquellos “Cuatrocientos Golpes” de Truffaut/ y el travelling con el pequeño desertor,/ Antoine Doinel,/ Playa a través,/ buscando un mar que parecía más un paredón/ [...]/ Pido perdón/ por confundir el cine con la realidad.

(Luis Eduardo Aute)

CATROCENTOS CHANZOS Ó PAREDÓN

A mestura de noites e días

neste calendario en constante fibrilación,

vai deixando testemuño asmático

coas miñas mans pegadas neste vidro cadrado.

Cada día matan pombas e devolven cartas,

engaiolada nas xigantescas costelas

dun tempo a destempo,

feito de fume e anacos de celuloide.

Pido perdón, por bater catrocentas

veces contra a porta da miña cela,

por acoitelar catrocentas veces a Munch

na procura dun “Berro”

que fora para arrepiar ás bestas,

por tecer catrocentos versos velenosos

sen bicos de muller-araña.

Xa sinto a marea viva subir os chanzos;

Antoine Doinel,

Salomé, a túa irmá, pedirá a túa testa.

Xa está o meu cadrado afundindo no mar.

Tapáronme os ollos cun pano de vento,

os pés con aramio e as mans

coas patas coalladas de pombas mortas.

Colle as tesoirasd,

debaixo do gran farallón.

Morrerá, Doinel.

Córtalle a lingua ao crego

que quixo unha “entrada” no cine e

corre ó cadrdo onde afundirmos,

en catrocentos chanzos ó mar.

Non acendamos candeas

nin polo “Honorè” de Balzac,

nin polo de Pessoa,

nin por Novalis, nin por ninguén;

Que as fosforencias dos nosos ósos

arderán con máis forza

-Lume, poder igualador-

cando aquí non esteamos,

e voemos de volta

ao mar dos mortos.

Levemos un franco debaixo da lingua,

por se nos cómpre pagar a viaxe,

ou, se pola contra, nos prestan uns Gauloises polo camiño, Antoine, Mon cher Amie...


N’o xardín unha noite sentada/ Ó refrexo d’o branco luar,/ Unha nena choraba sin trégolas/ os desdés d’un ingrato galan./ Y-a coitada entre queixas decia:/ “Xa n’o mundo non teño ninguén,/ Vou morrer e non ven os meus ollos/ Os olliñis d’o meu doce ben.”

(“Cántiga”, Curros Enríquez)

PAREDE NÚA, MULLER ESPIDA

Unha muller esperta

nun pequeo estudio de aluguer.

Polas recantos John Lennon prega:

“Imagine all the people living life in peace”.

O soño que a seguía de fite en fite

no espacio de cera

eran olladas todas de papel:

“Dúas rapazas se bicaban na rúa Ostring.

A virxe broncínea dos mineiros choraba

entre lama e sangue cuberta cunha lona

para non escoitar os bombardeos

chegados de todo o mundo.

Non só morren os que son dinamiteiros.

Recorte dun periódico falaz:

Irak, neno sen extremidades.

Familia asasinada.

Os fillos da gran bretaña

Daránlle sorriso ortopédico.

Bush, Blair, Aznar unha foto

Para o Nobel do Sangue da cruz gamada.

Postais estúpidas dun mundo inféliz”

A muller non pode espertar

só quere encontrar un beizos

máis alá do póster nº vierundzwanzig.

“You may say I’m a dreamer”

Rachou coas paredes.

Só Lennon, as rapazas e a Virxe da Lama

Pudieron quedar.

E canto máis rachaba,

máis fungos había tra-la máxica cegueira;

máis rachaba,

en máis anacos quedou ¿vestida?

Abriu as fiestras e quixeron voar

os trebellos que emporcaban o seu soño.

Sentouse espida,

mirando as paredes da patria súa –o seu-,

chorou,

ninguén había: nin apertas, nin agarimos.

Saiu núa coma as paredes purificadas

a respirar o ar da que non era a súa terra.

Ergueita coma un mascarón de proa

só dixo o que tiña: o seu nome.


Decir espera es un crimen,/decir mañana es igual que matar,/ ayer de nada nos sirve,/ las cicatrices no ayudan a andar.// Sólo Morir permanece/ como la más inmutable razón,/ Vivir es un clavo ardiente,/ un ejercicio de gozo y dolor.

(Luis Eduardo Aute)

XANELA DE IDA

Cando xa non hai terra baixo os pés,

o ceo ardeu entre chamas

de tanto desexar a Deus,

ata o desexo asasina o máis mínimo pracer.

Tan só queda unha xanela que mira ao mar

onde nun tempo,

neste mesmo lugar,

unha campá avisaba aos nenos con tuberculose

nun sanatorio para irse bañar

onde “Outro” era director,

mais non fendedora de xanelas

con ollos de “xa, Nada”.

¿Qué quedaría de un de nós

se non pudiesemos chorar?

Os ollos caen da cara,

améndoas pesadas e agres,

nun foxo de auga apozada

na procura das bágoas

que o pescozo aforcado

dun pranto con xeito de agullas

sinte crebar dorido a cabeza das “Potestas”.

E non podo chorar.

No meu berce de tempo infindo

unha cóbrega quixo chuchar

o leite dos meus soños de neneza

e, vingativa, deu en devorar

o meu corazón, a miña voz, a miña alma.

Todo sinal de folgos, ¡que nun tempo tiven vida!

Eu sigo sentada fonte a miña xanela

na miña gabia parentética cunha Nada

e penso neste fogar de peixes esfameados

coas zapatillas ás que lle caen o nariz:

Movémonos como autómatas por pulsións vitais –para qué chamarlle “vida”-e, nesa orde, integrámonos coma soldadiños de chumbo nunha caixa onde un neno nos guarda, despois de xogar.

Algúns tratan de cravarnos as baionetas, empúrrannos coas culatas, acaríñannos o cocote coa fortuna do asasino de ruleta. Efectivamente, somos coma peixes que saltan dun a outro acuario. O cristal contennos e mantennos a salvo da REALIDADE.¿Seriamos quen de nos enfrontar a un verdadeiro vivir, con plena consciencia; onde non existisen mecanismos de defensa e a dor fose tan brutal coma nunca a chegaramos a coñecer?

Contéñennos felices na nosa mostraxe de vidro. Algúns son de auga fría e outros de auga quente. Pero todos teñen uns noxentos ollos saltóns indicadores do lixo que xa non lles colle dentro do corpo e séntese despedido das súas propias órbitas. Sé que soño, porque sinto a analxesia dunha vida ansiolítica e automedicada coma nun gran hospital, no que todos estamos febles e nos saudamos, pero sin nos dar de conta das nosas patoloxías. Ás veces, preguntámonos por educación, para que o outro non se sinta aínda más imbécil e tolo ca nós...Pola porta vexo

O Novo Mundo, no que canta unha serea. Unha vez soñei cunha cidade afundida

Pobres inxenuos, Todos imos no mesmo barco.