martes, 26 de febrero de 2008

VIDA EN VOLUTAS

El cigarro se apaga lentamente

Entre mis dedos,

Pero me pregunto

¿quién se consume realmente de los dos?

Siento el humo como una mano sinuosa

Que sube hasta mi cuello,

Enrededadera mortífera de nicotina y alquitrán.

Tal vez quiera lamer mi cuello

Para conocer el sabor

De las mujeres de cristal incandescente.

La ceniza me mancha las manos

Como señal de finita mortalidad

Que me sacudo con desesperación.

Mancho mi cara con el negro muerte harinoso

Y me contemplo en el espejo

De este paraíso de los idiotas.

Mis manos caen,

Artilugio descompuesto,

Y me rompo como una muñeca de porcelana.

Con media cara

El mundo es más absurdo

Y enciendo otro pitillo

Que me trae en volutas

Los restos de mí que ya no quiere nadie.

Al otro lado del espejo

Los asesinos son sacerdotes

Y las culpas risas enlatadas.

El humo lo cubre todo

Y los ojos me lloran

Hasta hacerme ver a mi madre

Con una escoba

barriendo la porcelana

de lo que fui ayer.

miércoles, 20 de febrero de 2008

LUZ DE GAS

Siempre he adorado a Oscar Wilde por su clarividencia y su fina ironía y, más que nada, por morirse por encima de sus posibilidades como él mismo sentenció poco antes de fallecer. Ahora mismo, me propongo leer De Profundis, la obra que escribió en cautiverio y no sé por qué me viene a la memoria una frase suya de El retrato de Dorian Gray que dice: "Existe la voluptuosidad del autorreproche. Cuando nos culpamos sentimos que nadie más tiene derecho a hacerlo. Es la confesión, no el sacerdote, lo que nos da la absolución". Creo que en la borrachera de la autoinculpación, hay mucho de "egoicidad". Si no recordemos a Dorian Gray con su cilicio en su carta a Sybil Vane. Muchas veces, no necesitamos tanto de un sacerdote -por no decir un amigo- como de nosotros mismos escupiendo nuestras propias miserias que, en muchas ocasiones, a nadie ke importan o, más bien, deberíamos saber guardar. Pero esto no es, sino una muestra de la soledad del individuo y de sus necesidades. Todos estamos inevitablemente solos por muy acompañados que nos creamos. Individual viene de individuo y eso es, amigos, figura sobre fondo. Puede que yo sea más "solitaria" que otros, pero el yo está siempre "solo". Cuando nos dormimos, en ese instante entre la vigilia y el sueño en que hacemos repaso a lo vivido, nos encontramos con lo más privado del ser: su sentimiento. Los sentimientos más privados del yo se dan en soledad: el desamor, la tristeza, el pesar, la meditación...Hay una higiene de la mente y es ante todo la de saberse ser individual y hasta cierto punto solo para enfrentarse a la vida con sus frustraciones. Nadie las va a pasar por mí. La vida no está hecha para grupos, sino para personas, aunque luego la sociedad nos reorganice en grupos. Yo estoy sola ante la toma de mis propias decisiones y todos, hasta los amantes después del amor, se quedan solos en cada lado de su cama.

lunes, 11 de febrero de 2008

CALLE FRÍA

Hace frío en la calle.Ya han encendido las últimas farolas en este barrio miserable. Yo camino con paso largo y lento, con desgana, como sin tener ganas de volver a casa, porque nadie me espera en ella. Los árboles susurrantes dejan su canción al pasar del viento norte, mientras vuela una que otra bolsa de plástico vacía. Hace frío en la calle. Tengo la cara helada y las manos ateridas dentro de los bolsillos; la bufanda hasta los pies no me deja distinguir la hojarasca de mis botas. No tengo prisa por volver a casa, porque nadie me espera. He fracasado en la vida como en la muerte, por eso veo en la noche con ojos de gato nocturno los faros de los coches y las bocinas no paran de sonar. Soy felina, porque soy la no-mujer, la hacedora de todo y la fracasada en todo, por eso huelo al aire los humores de la gente antes de preguntarles qué tal están.
En casa, me deshilvano como una retahila de ropa amantada. Pongo agua a hervir, mientras me saco las botas y enciendo la radio para sentirme menos sola. El te es un buen descongestivo para el alma enferma; enferma de amor, de desamor, de tristeza. Me han dicho hace poco que soy triste y me he reído -discúlpenme, los felinos somos sibilinos-, quizámi tristeza no tenga nada que ver con este mundo. Yo soy una simple clochard de las letras, con poco ánimo y hambre en el corazón.

sábado, 9 de febrero de 2008

PEQUEÑOS PLACERES

Cada mañana de sábado me resisto a levantarme de la cama. Estoy a gusto entre mis sábanas y mi calorcito de patucos. Me siento como una niña pequeña en su mundo de color rosa. Me dejo ronronear cinco minutos más en la cama que no tienen precio. Entonces me levanto con parsimonia. Miro por la ventana. Me saluda la mañana. Y salgo casi de mi sueño con un café largo que me espabila. Lo tomo con calma y ceremonia. Luego me planto delante del espejo y trato de reconciliarme con la chica del espejo. Es simpático, su aspecto, con el pelo corto como un chicuelo. Me guiña un ojo y voy llenando de sales el baño. Qué placer, un baño caliente con sales, la cabeza apoyada en una toalla y el cuerpo en relajación. Y soñando, soñando despierta. El cuerpo entra en reacción y se relaja. Pasan unos minutos de vaho. Cojo la pastilla de jabón y me la paso con presteza por el cuerpo hasta hacer una espuma abundante. Me encanta el olor a jabón de jazmín. Me seco y estoy lista. Ya me he vestido y bajo por el periódico. Entro en una cafetería y pido un nuevo café, mientras hojeo el diario. Ya viene mi humeante infusión. Las manos me huelen a jazmín y el cuello a perfume. Algo doloroso empaña mi mañana en el periódico.

lunes, 4 de febrero de 2008

PRISIÓN DE CARNE HUMANA

PRISIÓN DE CARNE HUMANA

Me arrancarías una pierna

con tal de convertirme en tu eterna Tristana.

La calle es fría y oscura

Por eso me subo el cuello del abrigo.

En los escaparates no hay más

que maniquíes seccionados

con amplio abanico de medias negras.

Ya han apagado la luz

Del luminoso “Hotel Paraíso”.

Darte las buenas noches,

Hubiera sido como poner un freno inútil,

Por eso, un abrazo tuyo

Es como de ángel con alas de cemento.

domingo, 3 de febrero de 2008

QUE VEINTE AÑOS NO ES NADA

Cuando me invade la melancolía, cuando siento ese terrible cansancio de la vida, me pongo un buen café -cómo no-, enciendo un cigarrillo y escucho a la Piaff con su voz desgarradora. Es en esos momentos, cuando me pregunto por qué me hizo así Natura; tan frágil, tan vulnerable, pero tan dura, al mismo tiempo. Sé que mi dureza viene hecha del sufrimiento continuado, de las horas que parecen no pasar en un triste estudio alemán allá en mis años por Kiel. Apenas ganaba, y lo que tenía lo gastaba en café y tabaco. Recuerdo los largos paseos hasta la Hauptbanhof, la estación de tren, donde estaba el núcleo de mi mundo; un triste Disney para suicidas. Allí podía conseguir comida turca, japonesa o alemana, pero la mayor parte de las veces optaba por un Donner Teller. Yo vivía al otro lado del Fiordo, la ciudad sin ley, el barrio turco, en un pequeño estudio con un recibidor, un cuarto de baño y una habitación. Muchas noches de invierno las he pasado esperando milagros desde mi balcón, mientras la pequeña gata Lisetta se colaba en mi casa para escapar del frío.Me salvaba la música y el cine. Después de trabajar e ir a clase de alemán llegaba a casa cargada con las cosas de la compra: fruta, latas y salmón ahumado. Después me preparaba la cena y veía Los cañones de Navarone, Charada, Espartaco, El hotel de los líos...y en traje de eva, tras la ducha, me metía en la cama. Recuerdo aquellos vacíos nocturnos, soñando con volver, pero no a casa de mis padres. Veía la sombras de los árboles frente a mi ventanal hacer fantasmagóricas escenas y yo apretaba contra mi cuerpo minúsculo el nórdico. Recuerdo también los tangos de Gardel, las canciones de Marlene Dietrich y el órgano imponente de Bach en mis noches de insomnio. Ahora parece lejano, pero todavía,hay alguna que otra mañana que no sé si tengo que levantarme por la derecha o por la izquierda.

sábado, 2 de febrero de 2008

HELARTE DE MENTIRAS

HELARTE DE MENTIRAS

El talle se dobla como un junco

y la pretendida delicadeza de cristal

da paso a ese cuerpo

a punto de quebrarse en tus brazos.

Cuando no eres más que un bulto

larvado en la cama,

la tortura vuelve cada noche,

convertida en gato negro

que se enrosca a mi cuello.

Miro de frente.

Mis propios ojos me sorprenden

escrutándome desde el techo.

Pelo negro y una carne tan blanca

que soy casi cadáver.

Tú sueñas con enfermas de tisis

y babas la almohada.

Yo sostengo una dura batalla

contra varias generaciones.

Sobre el blanco de mi cuerpo,

descansa la herida seca.

Mi olor a mentiras es tan ácido

que me hace llorar.

Un vaso.

Tan sólo un vaso.

Sáciate y busca el arma.

Duerme, mi infeliz decapitado.

TU PRIMERA LUCÍA

Tu primera Lucía será como yo era: delgada, locuaz, inteligente y valiente. Apenas quedan restos del viaje. Ahora soy una mínima parte de lo que fui. Pero para tí seré la primera. No hay nada como un cigarrillo y una buena taza de café mientras tú y yo nos miramos. Eres mi segundo Fernando preparándome café, mientras me hablas con tu voz dulcemente. Pongamos a la Piaff y todo será perfecto. Pon tu mano en mi cabello recién cortado y revuélvelo como un molinillo. Te hablaré de mis secretos más guardados y te contaré cómo el tiempo me hizo ruina de mí misma. Te contaré cómo paso las noches en silencio esperando un milagro. Te diré que el tiempo se me ha vuelto alimento de polillas y que ya no sé qué hacer con mi cabeza desvencijada. Te pediré que me hables de tu hipótesis, de tus encantos de mago del paraíso y al caer la noche, desaparecerás como un sueño diurno más.