lunes, 23 de febrero de 2009

TRES NOCHES EN LA ZARZUELA

Acabo de hablar por teléfono con Félix, Félix San Mateo, el director de la Compañía Lírica de Zarzuela de Madrid. Hace tres semanas que han estrenado en A Coruña. La primera noche nos deleitaron con "Katiuska", la segunda con "La verbena de la Paloma" y la última con "La del soto del Parral". Las localidades estaban agotadas. ¿Quién lo llama a éste nuestro "género chico" que abarrota los grandes teatros? Es nuestro gran género. Y de la mano de un director que sabe conjugar la templanza de una música bien orquestada con las voces inigualables del reparto. Lo cierto es, y esto es lo que menos me gusta, que para entrar me tuve que hacer un hueco entre la alta sociedad coruñesa cargada de pieles y oliendo a laca, esa que hace llorar los ojos. Todos son "bárbaros" y aprovechan cualquier ocasión para sacar del armario su animal muerto. Pero dejando de lado esto, he de reconocer que me emocionó sobremanera "La leyenda del beso" y "Las bodas de Luis Alonso", entre otras piezas célebres entre las que destacan el barítono y la soprano, María José, de la compañía. El ambiente era efervescente. Cuánto tiempo hacía que no había zarzuela en A Coruña.
Tras la primera función, un Félix exhausto me dijo: "¿Has visto lo que he tenido que luchar contra esos dos elementos?". Con qué pasión dirige, qué manera de vivirlo. Poco puedo decir de lo que allí sentí desde mi butaca en platea, gracias a Félix. La zarzuela tiene el gracejo de los arrabales madrileños, el arte del teatro y de la música. Una combinación inmejorable para todo amante de la escena y el canto. Pero, sobre todo, esta compañía, cuenta con un elenco excepcional que va desde los coros a las figuras principales, pasando por supuesto por la orquesta, fantástica, y su director.
Bien es cierto que lo poco que hablamos Félix y yo no somos exactamente afines, pero somos amigos, al fin y al cabo. El arte está por encima de las creencias. Ahora bien, Félix San Mateo es un hueso duro de roer. Amante de los toros, el buen vino y la buena mesa pone pasión en todo lo que hace. Aunque ya sabéis lo que yo opino de los toros. Me dijo, sin acritud, que carecía de ideales, que me habían comido el coco cuatro chalados...En fin, puede ser que no tenga las ideas muy claras, pero a Félix hay que quererlo como es. Un gran tipo.

miércoles, 4 de febrero de 2009

EN LA COLA DEL PARO

Hacía un frío matador a eso de las 8.30. Yo todavía estaba entre sueños. No abrían hasta las nueve. La cola daba la vuelta a la plaza. Llegué temprano, después de tomar un café largo y calentito en la cafetería de abajo. Me dio tiempo a pensar en muchas cosas. Tal vez, demasiadas. Apenas puedo escibir con el desorden de mi mesa. Tendría que hacer arreglo de libros. Y la cara. Me hace falta un peeling y una mascarilla de arcilla. Lo cierto es que no quise pensar en nada trascendente durante la espera, aunque venían a mi mente todo tipo de tribulaciones. Hace mucho que no escribo para el periódico, porque apenas tengo ideas. Eso me atormenta y me vuelve más estéril. No hay más que mirar el número de entradas de mi blog para ver que no estoy de arte. Además, me espera una pila de libros por leer, pero casi no tengo tiempo con tanto estudiar. He descuidado el piso número dieciseis. Estará lleno de polvo.
Busco la inspiración por todos los escondrijos, pero se me resiste. He buscado hasta en la lavadora. Parece que se me ha secado el cerebro. Pero no veo gigantes en lugar de molinos. No veo nada. Sólo soy la triste chica de los apuntes y café doble. Me gasto la "paga" en cafés y tabaco, mientras me pregunto si el arte imita a la vida o al revés. "Principio de mímesis". Principio de mierda. No sé por qué me levanto por las mañanas. Ni siquiera entiendo cómo es posible que todavía siga en pie. No quiero pensar qué será de mí en unos años. No me lo quiero imaginar. ¿Un montón de libros y tres gatos a los que alimentar? Prefiero pensar que seré una solitaria profesora de letras que escribe y bebe mistela después de comer. Estar en la cola del paro es haber perdido la inocencia. La inocencia que tuve hasta hace poco. En cuanto empiezas a hablar de lo que me quitarán del irpf, del registro de la propiedad y de las facturas devueltas por el banco has ingresado en el mundo de los adultos. Ya no hay salida. Sólo quedan los cafés en solitario y algún buen libro. Me pregunto si alguna vez tomaré café con alguien.