miércoles, 8 de julio de 2009

SIN REMEDIO

Todos hemos de morir tarde o temprano. En mi caso, que me corten el hilo las parcas cuanto antes. No sé saber vivir. Me siento como un juguete roto con el que han jugado demasiados niños. Aquí una oreja, allá un ojo, una pierna tal vez...Me he roto de dar tanto tiempo contra las paredes. No soy más que una muñeca con el traje roto y el pelo corto.
Tengo un sufrimiento agudo y eterno que me perfora el alma como una larva. Me pinto sonrisas rojas y ojos de oro, pero eso no es más que la fachada que se esconde tras la piel.
Ayer vi a un bebé precioso, ése hijo que el cielo me negará, y me entraron unas ganas locas de llorar. También es cierto que apenas salgo de casa y que así no hay forma de hacer nada. No me gustan los grupos de manualidades ni las clases de baile. Reconozco que, en cierto modo, soy una misántropa selectiva, pero he nacido así.
Nadie me ha enseñado a escribir y sé que ése es el único arma de que dispongo. Me pueden quitar todo, menos la palabra.
A veces, me siento ajena a mi propio cuerpo. Siento que no me pertenece y, realmente, no es más que polvo sobre polvo. Me deshago en ínfimas gotitas cuando llueve, cuando se pueden pisar los charcos y regresar al mundo del que me robaron. Sólo percibo cómo me destiño y un reguero de colores corre entre mis pies. Estoy perdida como un niño en un centro comercial. Tengo miedo, porque no encuentro ése no sé qué que me han quitado.
Todavía estoy en duermevela; el azul de la habitación se impregna del rojo de Marilyn. Qué bella es. Sus labios incitan a ser besados, no como los míos que son de cartón. Ellos acabaron con ella. Como otros intentan acabar conmigo. Tengo la plena confianza en que no me dejaré atrapar. Los negros pensamientos acuden a mi mente, pero queda mucho por andar, aunque cualquier día aparezca hundida en la bañera. Ya lo he dicho: "Todos hemos de morir". Yo no soy una chica lista que se sepa poner a tiro para seducir a un hombre. Yo soy la que en invierno recogía los abrigos, mientras las otras bailaban. Pero, ¿qué tenían de especial aquellas salidas nocturnas? En medio de todo, debo considerarme afortunada. No puedo permitirme el lujo de pensar lo contrario.Mañana será otro día, otro día igual a éste. Otro día en mi celda. Pero, también soy frágil y me puedo romper como el cristal, por eso necesito que mes des un beso, aunque sea de cartón.