jueves, 24 de septiembre de 2009

"ROMANZA SIN PALABRAS"

Me he despertado temprano. Cuando los gallos aún dormían. He perdido mi fe o me la han robado; el caso es que ya no sé en qué creer.
De pequeña, mi padre tocaba siempre "Romanza sin palabras" al piano. Ahora apenas nadie toca las teclas del viejo piano. Ni siquiera yo. Pasan los días, pasan los años y me vuelvo como el viejo piano que ya no soporta la afinación. Me gusta el tacto de sus teclas de marfil que se vuelven espejos de mi rostro. Tantas manos lo han tocado desde el siglo XIX. Grandes mujeres y hombres. Pero yo soy como un grano de arena que molesta en el zapato. "Mi vida sin acontecimientos" rige en el "Libro del desasosiego". Me imagino ser una Bernarda Soares haciendo cuentas en el "haber" y el "debe", tiñendo mi vida de rojo con vino y lágrimas que no salen.
He perdido la facultad de llorar. Y duele tanto llorar por dentro...Tengo los ojos secos como el pecho de una madre estéril. ¿Qué será de los hijos que no he tenido? Cada noche acuno entre mis brazos al niño invisible y casi siento su aliento cerca de mi boca. Pero la mañana me devuelve estéril y marchita. A veces me pregunto por qué no he encontrado un padre para mis hijos. Pero lo cierto es que sola y encerrada en casa, difícilmente lo voy a encontrar.
Me he enterrado en vida sin darme apenas cuentas y son muchos kilos de tierra los que llevo encima.
Le tengo miedo al mundo. Por eso me cobijo en mi ratonera y sueño. Sueño, sueño y en mis sueños soy feliz.
Una vida en la que prácticamente nunca pasa nada y mi juventud se pierde como la leche de un cántaro a chorros.
Estoy fatigada. Me deshago como un hilo de sangre en el agua. Sé que soy señora de mi destino, pero hay demasiados fantasmas que no quiero despertar.
Quiero volver al regazo de mi padre delante del piano y que toque "Romanza sin palabras".