martes, 19 de octubre de 2010

EL MISMO IDIOMA


Me acabo de fumar el último cigarrillo que me quedaba.
Esta noche sé que no podré dormir pensando en el tabaco.
Yo no le pedí a Dios globos de colores ni cintas para el pelo.
Pero parece que llega un tiempo en que nos hacemos mayores
Y las cosas tienen que empezar a estar bien hechas.

Tengo los labios quemados de fumar sin filtro,
El corazón amordazado de que me tapen la boca
Las manos ajenas del mundo de las persianas bajas.
No sé si hablamos el mismo idioma,
Pero algo me dice que estamos unidos hasta la muerte.

Me acabo de terminar la última copa de Oporto del mueble-bar.
Esta noche puede que duerma o no, pero si lo hago
Será nadando en sueños etílicos y de narcóticos.
Sé guardarme de la policía de rondas de noche y madres despiertas.
Yo no pedí un traje blanco para tragarme el cuerpo de Cristo.

Me pesan los brazos de sueño, alcohol y noche.
Quizá hablemos el mismo idioma, aunque mi cama
Se incendie cada noche al recordar mi infancia robada.
Puede que este frío que siento no seas más que la antesala de la muerte
Y que estos latidos que se me van sean adioses en una mañana perdida.

Acaba de terminar el aria de Maria Callas, “Casta Diva”.
¿Sirvió de algo, acaso, ser mártir entre los herejes?
Ya presiento como tu lengua y la mía se enredan en un mismo idioma
Sin palabras ni sonidos, ni tampoco en estúpido beso de amantes.
Ya no le queda a mi vida ni un puñado de segundos de ventaja.

De qué coño sirve estar vivo, si se está muerto de mente.
Cuando no quedan sentimientos ni emociones, sólo nos resta la sensación;
La sensación de vació que golpea mi pecho contra una piedra
Y me deja sin aliento para tres segundos de ternura.
La que no conocimos en nuestro famoso idioma.

4 comentarios:

  1. Tres segundos de ternura... uno solo necesitas para darte cuenta que estás más allá del vino y las pastillas. un segundo de locura, para volvernos cuerdos, un instante de magia. La vida siempre es preludio de la muerte. Esa muerte avara que nos quiere pronto. Pero siempre tenemos la espada de la rosa que nos crece; aunque no lo queramos, aunque busquemos negarlo, aunque insistamos en torpezas: no nos es posible evadir la primavera, mínuscula tal vez, algo seca, apenas un segundo, pero primavera.

    ResponderEliminar
  2. he roto una silla, un interruptor,
    un mate que alguien trajo de argentina,
    una barra de cortina,
    me he roto un poco yo,
    una vértebra,
    hubiera roto la mesa aunque, por dificultad, la mesa ha quedado entera,
    los cristales también hubiera roto,
    hubiera reventado esta pocilga,
    hubiera destrozado mis nudillos,
    he estallado con ira (de enfermo)
    y he vuelo a entender mi condición, que se me olvida,
    y me he vuelto a recordar en el silencio
    de mi rabia, de mi furia,
    y me he sabido cierto en mi locura,
    loco, equivocado, asesino,

    he perdido mi anillo, el que me dio fernando, el mío,
    lo he perdido,
    con él mi suerte, mi demonio amigo.

    luego me he ido a por cervezas,
    para conseguir llorar mientras recuerdo y bebo
    pero ahora quiero llorar y no me sale,
    se ha secado la rabia, así,
    rompiendo cosas,
    quebrando un palo,
    ahora estoy muerto.

    hacer daño siempre se me ha dado bien.
    por eso es mejor ir pensando en preparar el barco
    o en coger un tren.
    o algo.

    he roto una tostadora, una cáscara de coco,
    he estrellado una lechuga contra la puerta,
    una barra de pan crudo contra la esquina,
    he arrancado el armario,
    le he dado una patada a mi vida (una vez más)
    destrozo (y he destrozado) almas,
    la mía
    y la de quien está cerca,
    anulo los propósitos, esquivo la alegría,
    me he mentido siempre,
    pensando que puedo vivir en el barranco,
    con la gente,
    y no.

    ahora huelo a sudor tan putrefacto,
    ahora quiero valium, heroína,
    ahora fumo y me atraganto con el humo
    que sabe a tiempos
    en los que el humo no era mío.

    ahora no puedo más que estar solo,
    con mi oscuro,
    con mi monstruosidad doliente,
    que me espera,
    que me anida,
    que es pupa,
    luego larva,
    crisálida de la duda

    y luego muerte.

    ahora la casa está vacía, destrozada,
    llena de escombros, maloliente, destruída, una zahurda,
    un lodazal con lechuga por el suelo,
    ahora es inválido el intento,
    ahora es otro fracaso de por vida,
    ahora toca escapar,
    ahora piso el pecio de lo que había sido,
    ahora vuelvo a ser náufrago, imbécil y presidio.

    ahora mismo, ojalá, me moriría.

    ResponderEliminar
  3. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  4. Hola Lucia, no hemos tomado el atrevimiento de agregarte a nuestra lista de mujeres poetas, espero no te moleste, me encantó tu poesía. :)

    ResponderEliminar