miércoles, 15 de diciembre de 2010

FIGURAS DE VAHO


En aquella madrugada de acero y frío apenas nos veíamos las manos.
Nuestras caras eran una ilusión de vaho que desaparecía una y otra vez
Como una vela entre las manos a punto de apagarse.
Éramos siniestros hijos de la niebla sin carné ni destino más que a lo vedado.
Entre uno y otro cristal jugábamos a ser críos que pintan letras de amor con el aliento.
Letras fugaces y calientes que piden algo más que la instantaneidad de un soplo.
Estábamos sitiados por la niebla y la incomprensión sonora de un cristal
Que no sabíamos si nos hacía entender o perdernos entre aspavientos.
El eterno vidrio de las distancias sobre el que dibujar un amanecer o un asesinato.
El cristal de los corredores sin salida que siempre llevan al mismo punto.
Finalmente, los trenes se movieron en sentido contrario.
Mi cara ensangrentada incrustada contra la ventanilla.
Y tú escribiendo palabras ilegibles sobre tu aliento amoroso en un destrozado adiós.

L. Fraga.

1 comentario:

  1. Tu poesía hiere y cauteriza. Sana desde la crudeza y me deja creer en cuentos con principes barbudos y con resaca; en doncellas, que no son tales, y que saben rescatarse a si mismas, para amar sin rótulos ni escafandras, a ese tipo con inminente calvicie y panza cervecera; exento todo de finales felices o para "siempres"

    Me impacta leerte como el primer día. Espero estés muy bien.

    Beso.

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