miércoles, 23 de febrero de 2011

HOY HA MUERTO LA NIÑA


Hoy ha muerto la niña, de nuevo.
De nada sirvieron cariño y atenciones.
No podemos luchar contra lo que está escrito,
Aunque deje huellas y un polvo incierto.
He visto todas sus muertes en paralelo
Caer como fichas de dominó una detrás de otra.
La vida, la muerte y la duda pueden recolocar
Las fichas sobre la mesa, de igual modo,
Que todo sale volando de un manotazo,
Porque hay una virgen mutilada a los pies de un dios fatal.
El brazo tiembla sobre antiguas voces que gritan desde lo profundo,
Pero el brazo se extiende ajeno a las advertencias.
La niña se ha caído por un puente inacabable
Que no lleva a ninguna parte
Y su cabeza se golpea estrepitosamente contra los muros.
La niña ha vuelto a morir.
Confusión, inconsciencia y sangre
Tiñen de sangre un panorama
Donde el recuerdo selectivo busca a una niña perdida
Y una mujer con un inexplicable surco en las venas hay disfrazar.
Ella, que ha dejado las fichas boca abajo,
Aparecerá desnuda y sola,
Con el cráneo roto y un hilo de sangre saliendo de su boca
Y un trozo de pijama en la mano, bajo cualquier arbusto.

L. Fraga.

viernes, 18 de febrero de 2011

NO HAY NADA


No hay nada. Sólo ese silencio que precede a las tragedias.
Yo dibujo niños ahorcados a los 3 años.
No hay nada. Sólo silencio.
¿Acaso se le puede pedir algo a la vida?
Sólo que nos dejen en paz camino del último día.
No hay nada. Sólo silencio.
El silencio de los mataderos.
El silencio de los velatorios de cuerpo presente.
La ruina del yo contra el otro
En un mutismo revelador de que realmente
No ha vida más allá de los cordones de nuestros zapatos.

Somos soledades compartidas
Que tienden a intoxicarse de un yo
Que no es más que el reflejo de un muerto en el espejo,
Porque ya hemos sido,
Ya no somos
Y el juego de alteridad
No es más que otra necesidad del hombre
Para sentirse menos solo.
No hay nada. Sólo silencio.
Alteridad,
Asesinos del ego
En el buen nombre del otro
Que creemos que nos ocupa.
Figura sobre fondo.
Animales furibundos en busca
De una carne ajena que devorar.
No hay nada. Sólo silencio.
La commedia é finita.
Que los bailarines se quiten sus máscaras
Y clavemos un cuchillo en nuestro brazo....

Veremos cómo la sangre no ha de ser de Otro.

sábado, 12 de febrero de 2011

HÁBITOS MALDITOS




Ahora que siento el letargo tras el derrumbe,
quiero caer en un sueño hipnótico
donde las agujas del reloj no sepan girar.
Enciendo un cigarrillo
y me hundo en el humo que huele
a asfalto y depresión.
Hay pocas cosas que cambiar.
Tal vez ninguna.
El talento es el mayor delito del ser humano.
La belleza crea dependencia,
el horror, hábito.

domingo, 6 de febrero de 2011

EL VIEJO TOCADISCOS


Una mujer duerme.
En un viejo pick-up suena la voz desgarradora de la Piaf.
Copas por el suelo y restos de whisky delatan al sueño que la cubre.
En ropa interior y las medias caídas entre los muslos
Ella sueña con volver a la tierra y al hogar.

La envuelve el calor de una antigua estufa de la pensión
Que hace flotar como pompas de jabón sus sueños de muñeca rota.
El “rouge” de sus labios se ha movido de su boca;
Beso borroso contra la ventilla acosada por las despedidas y la lluvia.
Tan sólo duerme. Sus labios están cerrados para otras bocas.

Suena el disco de la Piaf rayado, repitiendo la palabra “Amour”,
Picoteo de un pájaro con el corazón a punto de ser atravesado.
Lejos queda el humo del cabaret y los brindis con borrachos lascivos con dinero.
Su voz se alza por encima del vocería con una triste canción alemana.
Sólo el diablo abriría la boca, entonces.
Volverá a la tierra y al hogar, descalza y con los pies ensangrentados.

L. Fraga

martes, 1 de febrero de 2011

NO ME PREGUNTES


No me preguntes cómo nos hicimos mayores.
Cómo dejamos de ser dos niños desnudos a la orilla del mar
Y cómo las piedras blancas en los bolsillos eran nuestra moneda.
Soñábamos con despertar abrazados en un mundo sólo para nosotros,
Donde el agua era más clara y bebíamos con las manos llenas de inocencia.

No me preguntes cómo nos hicimos mayores.
Nunca descubrimos el tesoro escondido en la arena
Ni fuimos más que grumetes a las órdenes del sol.
Recuerdo cómo nuestros cuerpos iban cambiando
Sin que nada oscureciera nuestros ingenuos desnudos...

No me preguntes cómo nos hicimos mayores.
Quién robó la esencia de nuestra infancia indiferente al mundo.
Noto el roce de tu barba incipiente y el camino que llevaba a mis pechos de niña.
Nos traicionaron por un universo corrupto que intoxicó las flores y el mar.
Nos quedaron tantas preguntas por hacer...

No me preguntes cómo nos hicimos mayores.
Ahora que duermes serenamente
Sé que las preguntas las creamos nosotros
En una mezcla de hombre y mujer diminutos
Que ahora buscan sus cuerpos desnudos en la cama
En una vuelta a ser niños.
L. Fraga.