jueves, 31 de marzo de 2011

NUNCA APRENDERÉ



Tengo las medias rotas y un tacón torcido.
Nunca aprenderé a ser una mujer.
Aunque me maquille con tintes de melancolía
Y vista las ricas sedas de Oriente,
Sigo siendo una niña perdida en la calle.

Puede que nunca sepa descifrar el código de los hombres,
Ni distinguir entre beso y bocado,
Porque nadie me ha enseñado lo que natura otorga.
Mi cuerpo es un desfiladero de soldados muertos
Y un refugio donde el sueño se hace milagro.

Tengo las medias rotas y un tacón torcido.
Sólo me apetece beber la sangre de mi propio Cristo
Y embriagarme de leyes sin venganza, sin peajes a mi cuerpo.
Sucias son las manos que imaginan en mí deseo,
Como sucia es el agua de sus abrevaderos.

Puede que continúe con el juego de mis muñecas trasnochadas
Y las sábanas con que madre me arropaba por las noches,
Porque la furia del amor es mi terror nocturno.
Nunca aprenderé a ser una mujer.
Tal vez sea una niña encarcelada en una anatomía.

Tengo las medias rotas y un tacón torcido,
Pero no quiero ser de piel y alma de plástico.
Me cerraré a las bocas de sedientos borrachos,
Mientras me desnudo en los escaparates de las librerías.
Soy la no-mujer. Soy la niña ETERNA.

Lucía Fraga.

3 comentarios:

  1. Precioso y desgarrador al vez, meiguiña. No esperaba menos de ti.

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  2. No sé si será tan bueno ser mujer teniendo esa niña desgarrando a lápiz y lenguaje las estructuras del mundo.
    El poema es un cross a la mandíbula, un cross con toques de ternura.

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  3. Excelente! De esas poesías que me gusta releer.

    Saludos
    J&R

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