martes, 5 de abril de 2011

ALAS ROTAS


La luz trémula de la cocina parpadea bajo mi cabeza.
Lío en silencio pitillos y echo un trago de Oporto,
Mientras recuerdo los días en los que fui mujer.
Fumar me evade del silencio angustioso de esta madrugada insomne.

El arte de amar no es más que un título vacío.

Me perderé para siempre dentro de mis copas invisibles
Y mi carne se tornará de color púrpura en este desierto de hormigón.
Me desvisto con la parsimonia de una actriz consagrada
En un dormitorio vacío que huele a sábanas frías.

El arte de morir es un noble pasatiempo.

Duermo entre alcohol y tabaco negro cerca de tu orilla.
Allí donde mis piernas se han vestido de otoño,
Porque nunca he sentido en mi piel el calor añejo
De las noches de amor en vela.

El arte de matar es el secreto de las flores más bellas.

Me desperezo entre un mundo de hojalata y minuteros acelerados.
Sólo me mantienen derecha mis dos piernas embarradas
Por la lujuria del tiempo que pasa a nuestro lado
Como un borracho en una tasca de vecinos malintencionados.

El arte de vivir me es ajeno como el vuelo de la cucaracha.

Me quedaré aquí. Mirándote de frente.
Mis ojos serán tus ojos y mi corazón, un juguete de plástico.
Serás el niño que conduce el coche al garaje de Playmobil
Hasta encerrar mis entrañas en el más profundo agujero.
El arte de volar es designio de dioses y héroes
Y a mí, hace tiempo, me han roto las alas.

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