viernes, 16 de diciembre de 2011

A QUIEN CORRESPONDA

Sabes que sólo te tengo a ti.
Quizá a nadie le pueda importar mi vida.
Ya lo dijo Larra:"¿Un muerto más...",
pero la memoria no prescribe
y yo sigo sintiendo cada noche
ese latigazo de terror en la médula.

¿Qué hago aquí?
No me hagas preguntas estúpidas,
eso sabes que siempre me ha cabreado.
Contesto sin ganas, pero contesto:
Descuento los días de un almanaque invisible
que ni siquiera tú puedes imaginar
lo rápido que caen las hojas.

Puede que ni siquiera te haya tenido a ti.
Nunca. Sólamente en mi imaginación.
Soñando, soñando, soñando
con ese puto milagro que no apareció ninguna noche.
Ya me dirás qué me queda,
si es que realmente queda algo.

He pasado la oscuridad a base de rezar,
pero cuando ya no queda nada en qué creer
la oscuridad vuelve de nuevo como una visita inoportuna.
Llegué a creer en Dios,
incluso en ti.
Ahora ya no creo ni en "Reth Buttler", ¿recuerdas?

No sé si nos despedimos en aquel despacho,
en el andén de la estación o en la Terminal cuatro.
Y qué coño importa.
Yo tenía el pelo rojo
y una vida por delante.

¿De qué ha servido todo?

L. de Fraga.




No hay comentarios:

Publicar un comentario