martes, 31 de diciembre de 2013

EN CANAL

La línea divisoria deja un enlace de sangre.
Blanco de hospital, verde de guerrilla.
Alcance en movimiento de la glotis al pubis .
Luces halógenas cuartean la córnea quemada.
Susurros de vademecum, inmovilidad de correas.

Miles de telarañas mugrientas sobre los ojos.
Un cubo que derrocha entrañas aún despiertas.
Blanco aséptico, verde de mono verde.
Cuerpo lívido delimitado por la delgada línea roja.
Espasmos de cine mudo. Gritos del Music-Hall.

Sábana Santa que cubre el cuerpo y una Verónica llorosa.
Ahoga mis estertores. Bórrame la mueca. Bájame los párpados.
Blanco acolchado de catre verde terciopelo.
Belleza desnuda y muerta en la mesa de operaciones.
Y yo me sobrevuelo partida en dos dentro del cemento.

L. de Fraga.

sábado, 14 de diciembre de 2013

IMPRESCINDIBLE: "LA CARNE HECHA METÁFORA" (Juan Carlos Couceiro-Bueno)



“El verbo se hizo carne y habitó”... La Metáfora. Ésta es sin duda la primera frase que me vino a la mente cuando me acerqué al certero ensayo de mi buen amigo Juan Carlos Couceiro-Bueno, uno de los Grandes Filósofos vivos -y tan vivo- de éste nuestro tiempo. Asimismo con la "metáfora de habitar" inicia el genial pensador Gianni Vattimo su prólogo a este libro.

Como especialista en Teoría de la Literatura y en mis primeros pasos en la carrera de Filosofía, siempre he albergado -ya desde mis inicios como estudiante- una duda que me inquietaba sobremanera: por qué nadie se decidía a hablar de “La Metáfora” más allá de un sesgado intento por “etiquetar” un tropo. Muchos han sido los intentos y muchos los fracasos, porque como diría Sartre “hay que llenarse las manos de sangre y mierda” -dicho sea como ejemplo de implicación e inmersión intelectual- para alcanzar la profundidad de la verdadera naturaleza de la “metaforicidad”. Nuestro autor hace una valoración del estado de la cuestión y desarrolla toda la teoría metafórica necesaria para sistematizar y llegar a los sólidos resultados de este escurridizo objeto de estudio. Clarividente, preciso, "sin coerción".

El ser humano siempre ha configurado su mundo -y ahora la multiplicidad de mundos, de nuevos mundos, después de decirle “adiós a la verdad”, como apunta Vattimo- en función del lenguaje. Ese lenguaje que estructura la/nuestra realidad.
Una vez que han quedado atrás los grandes relatos del mundo moderno se imponen en la Posmodernidad los relatos fragmentarios y cae todo concepto de universalidad para abrir el camino al Sujeto en su proceso de individuación. Esta lectura la podemos confrontar en La condición posmoderna de Lyotard, pero acerquémonos a nuestro “ahora”:

Como cerebro del lenguaje creativo, la metáfora representa la transgresión regulada de nuestras determinaciones, la manifestación lingüística de la libertad entendida como espacio abierto. También es el cambio inesperado e insólito en el curso del mundo y de nuestra existencia” (Couceiro-Bueno, 2012)

Atrás han quedado los sofismas taxativos e inamovibles del cientificismo que procura una objetividad tendente a la perversión. Nuestro “espacio mental” es en el que se produce el acto creativo y artístico de estructurar los mundos posibles. Algo que me lleva a recordar la celebérrima frase de Baudelaire en Los Paraísos Artificiales; aquello de “vivir en una vida varias vidas de hombre”; pero ¿no es acaso la posibilidad constructiva de este sujeto desesclavizado la de crear toda una serie de mundos posibles? Sí. Con la “Metáfora” llegó el escándalo: la transgresión. Ya van cediendo los límites férreos para alcanzar ese algo nuevo tan ansiado y que de la misma manera para Arthur Danto los límites del arte se van diluyendo en el espacio como hilos de un ductilísimo estaño.

Nuestra relación con el mundo y con la sociedad se basa en relaciones interpretativas y metafóricas, así como nuestro propio discurso interior. “El lenguaje no es un burdo instrumento, sino constitutivo de nuestra realidad en su función de “apertura del mundo” y a la filosofía le corresponde la función rectora, la que marca la pauta para crear consenso: “No se origina nada que no hubiese estado previamente en la totalidad del lenguaje […] hablar de la transposición metafórica representa hacerlo de la actividad retórica en toda su plenitud y complejidad”

La ansiada libertad se respira por todas partes a través de esa misma metáfora que adquiere carácter corpóreo en tanto en cuanto “somos seres narrados y autonarrados”. El germen metafórico está en la palabra y las emociones, las pulsiones, toda manifestación emocional es su base conceptual: “El Ser Humano lo que necesita no es la verdad, sino las múltiples posibilidades que le brinda la estructura metafórica, que es una cosa mucho más determinante en nuestra existencia y que cae de lleno en la capacidad de elección".

Creo que no debemos dejar de ser carnívoros, porque es La Metafora la que nos alimenta.
Toda una delicatessen para los lectores de paladar exquisito. 
L. de Fraga.




viernes, 13 de diciembre de 2013

EL VELO ENSANGRENTADO

Dos rayas rojas atraviesan los ojos.
Abre los párpados y arrastra el velo sangriento,
sobre la esclerótica muda de un cadáver.
Esa pupila inmóvil, mate, de color gastado
no es más que la constatación de la Noche.

Su cuerpo queda suspendido en movimiento.
Es el péndulo ingrávido donde duerme y duerme
en medio de una luna helada, bajo la guillotina planetaria.
Está entumecido dentro de un cuerpo desangelado
con las ventanas que el viento golpea una y otra vez.

Ese ojo que ves ya no existe. Fue un instante banal.
Y el ojo que diriges no es más
que el testimonio ausente de dos cuencas vacías:
Pupila que se funde en Pupila y siempre está muerta.

L. de Fraga.