viernes, 11 de septiembre de 2015

PAPELES DE PABLO MÜLLER: Nostalgia del acero

Agradezco al Señor Müller su talento y su tiempo para detenerse en mis versos.
Lucía de Fraga.





La poesía de Lucia de Fraga es firme y sólida como el acero. Su voz metalúrgica se acerca decidida a los versos en Nostalgia del acero, Los libros del caracol, Follas Novas edicións, pagando el correspondiente precio de rabia y soledad “a la caricia del verdugo antes de dormir”.
Pero sólo los necios confunden precio y valor, rabia y sarcasmo.

Las “niñas rotas” se incorporan al “paraíso de los idiotas” desde un refugio del dolor: “desaforada”, “desnuda”, destrozada en busca del “descanso de la arena” tras el poema.


“…demando a dentelladas del pasado

lo que por derecho el tiempo me debe.”


La poesía de Lucia de Fraga abarca la necesaria identidad:

“Hace días que confundo las ventanas y los espejos,

porque ya no recuerdo haberme visto

en ninguna parte.”


y el control de la vida propia: “Cortar la baraja con mi mano de cuervo”, el control mediante el combate: “Yo he tenido un patio de armas dentro del cuarto de baño” y sus heridas: “la caricia heredada de la aguja”, “Las brújulas que corren por mi garganta”. Imágenes poderosas y rotundas, con un lenguaje exprimido para el asombro:

“Alumbraré al hijo fruto de la piedra”

La soledad y el castigo de los hoteles: “con la misma ternura que pondría una madre suicida.”, hoteles donde duerme un cuerpo castigado a ser cuna de las cicatrices del otro: mi cuerpo ha sido castigo, / cuna dulce de tus cicatrices,” “una mano tuya es una pezuña de cerdo” y “por eso un abrazo tuyo / es como de ángel con alas de cemento” pero ángel, vencido por el peso pero ángel.

Los hospitales y sus habitaciones de angustia: “No tengo más forma que la de un agujero.”, la estirpe: “los mitos y los padres jamás deberían caer.” El peso de la herencia de la familia:


“Me pesan todas las generaciones,

las pasadas y las que están por venir.”


Y la falta de esperanza:


“Mañana ya no será otro día,


sino uno menos”


Un necesario paso para iniciar la búsqueda de otra esperanza, aunque tenga otro nombre como metal, acero o carcajada.


Muchas gracias Lucia.













A Coruña, agosto de 2012 por Pablo Müller